De vuelta a París sin salir del hoyo
▶El ex primer ministro, envuelto en polémica, es despreciado por sus antiguos compañeros e ignorado por Macron
n la vida pública francesa Manuel Valls se ha convertido en una comedia negra, con poco público, sin amigos políticos, con una vida social muy complicada e invisible, agrias polémicas insignificantes y colaboraciones audiovisuales a 300 euros la pieza.
El vespertino ‘Le Monde’ presentó el anuncio del regreso a París de Valls en estos términos: «Manuel Valls repite su ‘deseo ardiente de ser útil’. Tras su fracaso en la alcaldía de Barcelona, el antiguo primer ministro intenta volver al debate político francés, sin olvidar su déficit de popularidad, la ‘duplicidad’ de Emmanuel Macron y la ‘debilidad’ de François Hollande». Todo está dicho, con delicadeza irónica.
Instalado –¿definitivamente?– en París, las previsiones de ‘Le Monde’ se confirman exactas e implacables.
Hasta ahora, ningún partido político, ninguna personalidad pública, ha escuchado el «deseo ardiente de ser útil» de Manuel Valls, irremediablemente solo, en su rincón gesticulante.
En el PS, su partido durante más de treinta años, Valls es percibido como un fracasado, un traidor y aspirante a ‘líder’ que no consigue tener amigos. Valls aspiraba a ser candidato socialista a la presidencia: fue rechazado. Valls se apuntó al partido de Emmanuel Macron
Ey rompió con el PS. Y se marchó a Barcelona. Los socialistas franceses lo ignoran y desprecian. Valls intentó hacer precipitada carrera en el partido de Emmanuel Macron, ‘La República En Marcha’ (LREM). Macron y su partido lo ignoraron olímpicamente. Valls se buscó una novia que era y sigue siendo una personalidad influyente en la galaxia macroniana. Terminó abandonándola, para casarse con una millonaria catalana. Con esos antecedentes, Valls no existe para el presidente francés ni para su partido.
Antes de marcharse a Barcelona para iniciar una ‘nueva vida’, y volver a casarse, por tercera vez, Manuel Valls tenía en París una vida social muy compleja. Debía atender a los cuatro hijos de su primer matrimonio con Nathalie Soulié. Debía compartir las amistades de su segunda esposa, Anne Gravoin, antes de abandonarla para anunciar a bombo y platillo su ‘relación’ con Olivia Grégoire, influ