Fracaso constitucionalista y un gran servicio contra el ‘procés’
«Puedes ir a una cena de empresarios y no gustarte lo que escuchas, pero no puedes ir allí y abroncarlos»
Cuando invitado por Sociedad Civil Catalana Manuel Valls aterrizó en Barcelona para contribuir en el combate contra el ‘procés’, a distintas personalidades vinculadas con esta entidad se les abrió el cielo. Valls podía ser el hombre que aglutinase una alternativa al populismo de Colau y al independentismo de ERC al frente del Ayuntamiento de Barcelona. La aventura no acabó bien – esta pasada semana renunciaba oficialmente al acta de concejal–, aunque antes sí pudo prestar un último gran servicio. Sus votos fueron decisivos para que el independentismo no se hiciese con la alcaldía, aunque el precio fuese consolidar a Colau. «El secesionismo nunca le perdonará esa decisión, y el constitucionalismo nunca se lo agradecerá lo suficiente», explica a ABC Fernando Sánchez Costa, presidente de
SCC, quien recuerda que internacionalmente, la marca que más tira es Barcelona. «Esta última fase del ‘procés’, con ERC en la alcaldía, podría haber sido muy distinta», advierte.
«Valls es la constatación del fracaso a la hora de armar una propuesta transversal, que vaya más allá de los intereses cortoplacistas de los partidos. No pudo ser», lamenta otra persona vinculada a su candidatura, que por otra parte reconoce también que el carácter, el tono, de Valls no ayudaron: «Puedes ir a una cena de empresarios y no gustarte lo que escuchas, pero no puedes ir allí y abroncarlos. Le sobró altivez».
Equipos que no se hablaban
Otras personas que también le trataron estos años coinciden en que la alianza con Cs no funcionó de principio, con una relación con Albert Rivera que comenzó mal y acabó peor. El equipo más directo de Valls se negaba a hablar con el equipo de campaña de Cs. La ‘derechización’ de Cs en aquella época, y el voto de Valls por Colau, precipitaron una ruptura anunciada. Los intentos por armar un proyecto autonómico tampoco cuajaron. Valls tiró la toalla.