ABC (Castilla y León)

Abbottabad entierra al fantasma de Bin Laden diez años después

▶ABC visita el lugar donde se hallaba el edificio en el que fue abatido el líder de Al Qaida, hoy convertido en un solar ▶«No me lo podía creer, se escondía a solo unos minutos a pie de mi casa», recuerda un periodista y vecino

- MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL A ABBOTTABAD

Baja el sol y las mezquitas de Bilal Town, barrio de la periferia de Abbottabad, llaman al Asr (la oración de la tarde). Unas vacas pastan tranquilam­ente entre los escombros de lo que fue la casa de la familia Bin Laden. La tranquilid­ad de los animales se rompe en cuanto empiezan a llegar niños y niños a jugar al críquet, el deporte nacional de Pakistán. Los pelotazos espantan a las vacas. Las carreras se suceden por este mismo suelo por el que paseó Bin Laden cada día durante los últimos seis años de su vida que pasó encerrado en lo que era una casa cercada a las puertas de la mayor base militar del país. Estados Unidos invadió Afganistán en 2001 con el objetivo de acabar con el líder de Al Qaida, pero tuvo que esperar una década para encontrarl­o y lo hizo en el vecino Pakistán, a solo 150 kilómetros de Islamabad.

«Yo sigo sin poder creerlo. Pienso que es una invención de Barack Obama, tenían tal necesidad de acabar con este hombre que montaron todo el show, pero me cuesta creer que estuviera tanto tiempo entre nosotros», confiesa Israr Nabi, profesor de Abbottabad a quien la noche de la operación estadounid­ense una fuerte explosión le hizo saltar de la cama. Eran las 23.45. Corrió hacia un lugar del que salía una gran llama y allí estuvo hasta las cuatro de la mañana viendo el ir y venir de militares y policías. Tuvo que esperar a primera hora del día siguiente para conocer de boca del presidente estadounid­ense que habían asesinado a su vecino, nada más y nada menos que Bin Laden.

Con el paso de los minutos llegan más y más jóvenes a jugar al críquet. Cada vez que el bateador golpea la pelota luego necesitan varios minutos para encontrar la bola amarilla entre los matorrales. Las autoridade­s decidieron derribar la casa de Bin Laden para que no se convirtier­a en un lugar de visita para sus seguidores, pero no han levantado nada en su lugar y por aquí solo pasan periodista­s, jugadores de críquet, pastores con sus vacas y todo aquel que quiera tirar basura, porque una de las esquinas es un improvisad­o vertedero. «Primero nos dijeron que harían un parque para los niños, luego un orfanato, una escuela… pero no han hecho nada, está abandonado», denuncia Nabi.

Siguen llegando niños, unos llevan cometas, otros un neumático que hacen girar con un palo a toda prisa por el escaso cemento que queda en el solar. «Bin Laden ha ensuciado el nombre de Abbottabad, pero nada ha cambiado para nosotros en el día a día», sentencia el profesor antes de despedirse en dirección a su escuela.

Incredulid­ad

Sabook Seyed trabajaba en 2011 en el canal Geo, uno de los más importante­s del país, y fue uno de los primeros en plantar la cámara frente al edificio blanco de tres plantas en el que Osama vivió junto a su familia. La operación

La identifica­ción de uno de los correos de Bin Laden y su vinculació­n a finales de 2010 con un complejo en Abbottabad, con inusuales medidas de seguridad en la provincia de Jiber Pajtunjua, permitiero­n finalmente la localizaci­ón del que era el hombre más buscado por Estados Unidos.

Para poder llevar a cabo la operación, según la CIA, se llevó a cabo la construcci­ón de una réplica exacta del complejo con el fin de preparar a los equipos de asalto ante las posibles eventualid­ades que pudieran surgir.

El presidente Barack Obama autorizó la «operación quirúrgica por un pequeño equipo de las fuerzas de operacione­s especiales» el 29 de abril de 2011, con el fin de «minimizar los daños colaterale­s»

Los helicópter­os aterrizaro­n en el complejo de Abbottabad a las 0.30 horas (hora paquistaní) del 2 de mayo. Pese a que uno de ellos se estrelló, Bin Laden fue localizado y abatido en tan solo 9 minutos. le sorprendió en Islamabad y voló por la carretera que une la capital con su ciudad natal, destino habitual de los fines de semanas para los ciudadanos de la capital que buscan respirar aire puro. «No me lo podía creer, Bin Laden se escondía a solo unos minutos a pie de mi casa. Lo mismo ocurría con mis vecinos y amigos, nadie podía creerse lo que decían las noticias», recuerda con emoción. Esa incredulid­ad permanece muy viva entre una parte de esta población que se ganó sobrenombr­es como ‘Osamabad’ u ‘Osama Bin Town’, pero que prefiere ser siendo conocida por estar a las puertas de la ruta de los ochomiles.

Sabook no quiere entrar en teorías de la conspiraci­ón sobre los posibles lazos entre Osama y la inteligenc­ia de Pakistán. En su opinión, «Bin Laden era un tipo inteligent­e y buscó refugio donde nadie le iba a buscar, en una zona militar. El mulá Omar hizo lo propio en Kandahar, estaba a las puertas de la base estadounid­ense. Buscaron lugares cerca del enemigo y acertaron».

Osama bin Laden fue abatido en la que Estados Unidos bautizó como Operación Gerónimo, pero la guerra siguió en Afganistán y Al Qaida tomó un nuevo rumbo bajo el mandato del médico egipcio Ayman al Zawahiri. «A nivel mediático fue un gran impacto, pero sobre el terreno no obtuvieron gran

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