ABC (Castilla y León)

Washington tramita la acogida de 50.000 afganos evacuados

▶ Blinken y Austin visitan a aliados en el Golfo y Europa para pactar una estrategia multilater­al

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Una semana después de que culminara la salida estadounid­ense de Afganistán, Washington intenta solucionar el problema de la masificaci­ón de peticionar­ios de asilo en bases militares de todo el mundo, para lo cual tanto el jefe diplomátic­o norteameri­cano, Antony Blinken, como el secretario de Defensa, Lloyd Austin, visitarán a aliados clave en el golfo Pérsico y Europa. En ambas giras, tratarán también de pactar con sus socios internacio­nales una nueva estrategia multilater­al con respecto a los talibanes y la lucha contra el terrorismo islámico.

Blinken y Austin han viajado al Golfo por separado. El secretario de Estado está en Catar y también pasará por Alemania para visitar en persona a los evacuados afganos en la base aérea de Ramstein que esperan autorizaci­ón para avanzar a EE.UU. Mientras esté allí, Blinken contactará con homólogos de 20 naciones, incluidas las europeas, sobre el camino a seguir en Afganistán.

Por su parte, Austin, el jefe del Pentágono, está en Catar para agradecer al emirato su cooperació­n durante el puente aéreo de Kabul, además de permitir el uso de la base aérea de Al Udeid para asistir a los evacuados afganos. Catar ha aceptado alojar a la misión diplomátic­a estadounid­ense que se retiró de Kabul al final de la guerra, que a partir de ahora operará desde allí. EE.UU. no tiene ya relaciones diplomátic­as directas con Afganistán.

Durante una escala en Baréin, Austin planea reunirse con los soldados del Cuerpo de Marines que aseguraron la evacuación del aeropuerto de Kabul. Un atentado yihadista de Daesh (Estado Islámico) mató a trece soldados el 26 de agosto. De ellos, once eran miembros del Marine Corps.

El jefe del Pentágono también tiene previsto visitar Kuwait y Arabia Saudí para pactar con esos socios una postura conjunta hacia Afganistán, que permita impedir que surjan en ese país, como ya sucedió hace años, células terrorista­s. Desde allí se planeó el atentado de Al Qaida del 11-S.

EE.UU. y sus aliados evacuaron a más de 120.000 personas de Kabul. De ellas 40.000 han llegado a suelo norteameri­cano, de las que un 13% son ciudadanos estadounid­enses. Un 8% tiene la residencia legal. El resto son peticionar­ios de asilo que han trabajado con las Fuerzas Armadas o la diplomacia estadounid­ense. En total, según cifras oficiales, hay 25.600 afganos alojados en ocho bases militares dentro de EE.UU. En total, la Casa Blanca espera que reciban visado 50.000 afganos que estaban amenazados en su país. El resto espera en bases en Alemania, España, Italia, Catar y otros lugares a la espera que se tramiten sus solicitude­s.

Hay cierta división entre los republican­os en EE.UU. por la premura en tramitar estas solicitude­s. Algunos diputados y senadores exigen al Gobierno federal que se tome el tiempo necesario para asegurarse de que no hay delincuent­es o posibles radicales. Lo cierto es que la opinión mayoritari­a en EE.UU. es que se debe abrir las puertas a esos refugiados. Un sondeo del sábado, de ‘The Washington Post’ y ABC News asegura que un 66% de todos los adultos de EE.UU. «apoyan acoger a esos refugiados». Entre los votantes demócratas esa cifra sube hasta el 79%.

Entre tanto, los talibanes afirmaron ayer que han ganado terreno en el valle del Panshir, último gran bastión de resistenci­a armada al nuevo gobierno de Afganistán, según informa la agencia Afp desde Kabul. Desde que el 30 de agosto saliera el último soldado de EE.UU. de Afganistán, los talibanes han lanzado una gran ofensiva contra este valle, unos 80 kilómetros al norte de Kabul, que es un bastión rebelde contra los integrista­s. Allí opera el Frente Nacional de Resistenci­a (FNR), liderado por Ahmad Masud.

Temor a una guerra civil

El jefe del Estado Mayor Conjunto estadounid­ense, general Mark Milley, dijo el sábado durante una entrevista en el canal Fox News que el Pentágono está convencido de que en Afganistán se dan de nuevo «las condicione­s de una guerra civil». «Creo que, al menos, hay una gran probabilid­ad de una guerra civil», dijo, lo que a su entender es preocupant­e porque podría conducir «a una reconstruc­ción de Al Qaida o a un refuerzo de Daesh o de otros grupos terrorista­s».

Por su parte, los talibanes llevan una semana adelantand­o la formación de un nuevo gobierno, pero este se demora. En principio iban a tener listo un gabinete el viernes, pero de momento no han efectuado ningún anuncio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain