Christoph Heusgen
Exembajador de Alemania en la ONU y presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich ▶ El ‘hombre de Merkel en el mundo’ aboga por dialogar con los talibanes
Después de cuatro años como embajador de Alemania ante la ONU, Christoph Heusgen regresa como designado para suceder a Wolfgang Ischinger al frente de la Conferencia de Seguridad de Múnich. Ha sido el más cercano asesor en política exterior de la canciller alemana y es apodado por la prensa como «el hombre de Merkel en el mundo». Lleva solo 48 horas en Berlín cuando tiene lugar esta conversación con un grupo de corresponsales, en la que justifica sus posiciones con tantos incisos ‘off the record’ que hace difícil recomponer sus respuestas. Comienza yendo al grano y a las entrañas de la decisión de abandonar Afganistán.
Francia ha expulsado desde 2018 a 636 extranjeros «sospechosos de radicalización islamista», según el ministerio del Interior, reactivando así un debate de fondo sobre el número de expulsiones ‘necesarias’ y confirmando que la seguridad interna se ha convertido en el tema central de la vida política nacional.
Valérie Pécresse, presidenta de la región Isla de Francia y candidata a la presidencia de Los Republicanos (LR, derecha), lanzó ese debate días pasados, denunciando el presunto ‘angelismo’ de Emmanuel Macron y exigiendo la «restauración de las políticas de expulsión con urgencia absoluta de las personas que amenazan el orden público».
La ‘urgencia absoluta’ fue un procedimiento rescatado y utilizado por Jacques Chirac, siendo primer ministro, entre 1986 y 1988, para consumar expulsiones masivas de etarras. Comenzaba entonces el fin del santuario de ETA en Francia. Sucesivos gobiernos de izquierda y derecha utilizaron ese mismo procedimiento para realizar expulsiones de sospechosos de radicalización islámica, terrorista, durante los años 80 y 90 del siglo pasado.
Éxodo afgano
Pécresse estima que la caída de Afganistán y la posible llegada a Europa de decenas o centenas de miles de afganos, pidiendo refugio, debiera justificar el recurso a la ‘urgencia absoluta’ para evitar riesgos de ningún tipo. Según la candidata conservadora, durante la presidencia de Nicolas Sarkozy (2007-2012) Francia expulsó cada año a entre 1.000 y 1.500 sospechosos de eventual radicalización islamista. El ministerio del Interior se ha apresurado a informar, con un comunicado oficial, que Francia ha expulsado a 636 sospechosos durante los últimos 30 meses. Unas dos expulsiones por mes desde 2018.
Se trata de un problema de fondo que corre el riesgo de convertirse en tema de campaña política/electoral, a ocho meses de la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales.
Días pasados, en Marsella, Macron confirmó que la seguridad, la lucha contra la radicalización islamista y la violencia suburbana son los grandes temas del nuevo curso político. Gérald Darmanin, ministro del Interior, comentó las iniciativas del presidente de la República de este modo: «La seguridad es la madre de todas las batallas».
Durante los últimos años, la seguridad, la falta de ella y las amenazas terroristas fueron el principal fondo de comercio político de Marine Le Pen. Ante la próxima campaña presidencial, y tras la caída de Afganistán, Macron
ha instalado esas cuestiones en su agenda política personal. A la extrema derecha le ha aparecido un eventual rival de Marine Le Pen: Éric Zemmour, polemista político muy a la derecha de la derecha tradicional, que amenaza con presentar su propia candidatura presidencial. Inmigración, refugiados e inseguridad son sus temas de campaña permanentes.
Para la derecha tradicional la inseguridad ya era un tema de campaña esencial de los cinco aspirantes de Los Republicanos a la candidatura presidencial, incluso antes de la caída de Afganistán. La llegada de los primeros refugiados ha acelerado el debate.
Intenciones de voto
A la izquierda, dos candidatos a la candidatura socialista intentan hacer compatible la inseguridad con sus posiciones tradicionales, de calculada ambigüedad. A la extrema izquierda se pretende combatir la inseguridad con «grandes reformas sociales».
Según todos los sondeos de opinión, entre un 70 y un 85% de los franceses afirman que la inseguridad será importante o muy importante en sus intenciones de voto presidenciales. Macron y su ministro del Interior habían asumido esa tendencia de fondo con esta frase que resume con precisión el tema político dominante en la vida política francesa: «La seguridad es la madre de todas las batallas».