La ética en la caza

DE LASERNA La regla fundamental es no desequilibrar el reto con las presas utilizando adelantos técnicos

Un tema recurrente en todas las tertulias venatorias es si cabe una ética en la caza y hoy voy a echar mi cuarto a espadas en la controversia.

Vaya por delante que la ética es siempre de las personas, una actividad no puede ser sujeto moral, es exclusivo de los humanos a quienes el libre albedrío les permite valorar sus acciones y adecuarlas a unas normas. Por extensión se atribuye a la caza aunque quiere decirse de los cazadores.

Para mí la regla fundamental es mantener el reto con la presa, no desvirtuar el enfrentamiento de la inteligencia del cazador frente a las superiores facultades físicas y el instinto de los animales silvestres, pero ese desafío no es el mismo según las condiciones de la persona: alguien disminuido en sus facultades puede sostener una pugna meritoria valiéndose de un vehículo, que para otro en la plenitud de las fuerzas sería inadecuado.

Pero la polémica se centra sobre todo en si es ético aplicar los adelantos técnicos a la acción cinegética. Por ejemplo, los telémetros que permiten ajustar la puntería a la distancia exacta; un gran amigo mío y reconocido cazador de montaña, Juan Luis Oliva de Suelves, contesta que no los usa y que saber medir distancias es una parte de las obligaciones de quien se enfrenta a esa cacería. Su postura me parece encomiable, pero sin ese instrumento ¿iría alguien a cazar un argali al Tian Shan o a Mongolia? En una esforzada e incómoda excursión de quince días en la que se presenta una única oportunidad, ¿se va a prescindir del auxilio de un medidor? Los que cazamos antes del siglo XXI lo hicimos.

La noche se ha visto beneficiada con dos artilugios, uno que permite la visión nocturna y otro calórico que descubre lo que no se ve. Personalmente, me parece que ambos desvirtúan la caza, especialmente el último: yo prefiero limitarme al foco que auxilia en las esperas cochineras.

Mas todo ello es tan subjetivo que me inclino a sustentar como única regla la enunciada al principio: no desequilibrar el reto con las presas utilizando adelantos técnicos.

Los premiados junto a la presidenta del RCM, Carmen Basarán, y Casilda Guerrero