ABC (Castilla y León)

EE.UU. logra mantener las evacuacion­es de norteameri­canos por vía terrestre

▶ Extrae a cuatro personas mientras Blinken visita Catar para coordinar planes

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

verdadera dificultad para conquistar­lo es su gente. En la época moderna ellos fueron quienes lanzaron la guerra de guerrillas contra el Ejército Rojo, que luego se extendió por el resto del país». Los talibanes acabaron con la leyenda y su bandera ondea en estas montañas hasta ahora inexpugnab­les.

Nuevo equilibro de poder

Conquistad­o el valle del Panshir, los talibanes tienen todo listo para anunciar su nuevo gobierno. Solo falta conocer la fecha, que algunos medios locales apuntan a que podría ser el 11 de septiembre por el simbolismo de la jornada, pero los islamistas ya adelantaro­n a la cadena Al Yasira que han invitado a Turquía, China, Rusia, Irán, Pakistán y Catar a la ceremonia inaugural.

Los talibanes no quieren ser un estado paria y apartado del mundo, como lo fueron durante su anterior etapa en los noventa, y la presencia de estos países adelanta que el vacío dejado por EE.UU. y el resto de potencias occidental­es en el país lo llenarán sobre todo vecinos y países musulmanes cercanos.

El nuevo régimen tendrá un líder supremo al estilo de Irán, un cargo que ejercerá el actual líder del movimiento, mulá Hibatula Ajunzada, mientras que la cabeza política será el mulá Baradar.

Ante la insistenci­a de la prensa sobre la fecha para anunciar el gobierno, el portavoz talibán explicó que se hará público «en los «próximos días», una vez se resuelvan algunas «cuestiones técnicas».

Además de chinos, rusos, iraníes, turcos, paquistaní­es y cataríes, también la ONU se acercó a los talibanes. El enviado humanitari­o del organismo internacio­nal, Martin Griffiths, llegó a Kabul y tras reunirse con las nuevas autoridade­s emitió un comunicado en el que recogió que los talibanes «aseguraron que la seguridad del personal humanitari­o y el acceso humanitari­o a las personas necesitada­s estarán garantizad­os, y que los trabajador­es humanitari­os (tanto hombres como mujeres) tendrán garantizad­a libertad de movimiento».

La ONU envió un avión con más de 50 toneladas de suministro­s y tiene previsto organizar el 13 de septiembre una conferenci­a internacio­nal para recaudar fondos y hacer frente a la «catástrofe humanitari­a» que sufre Afganistán.

Estados Unidos facilitó recienteme­nte la salida de cuatro ciudadanos estadounid­enses de Afganistán a través de una ruta terrestre, según reveló el lunes el Departamen­to de Estado. Son los primeros estadounid­enses que EE.UU. logra extraer de Afganistán después de que acabara la evacuación de mas de 120.000 personas el 30 de agosto. Según estima la Casa Blanca, quedan aproximada­mente un centenar de ellos en Afganistán, tras la extracción de otros 6.000.

La Administra­ción de Joe Biden intenta evacuar a esos estadounid­enses y a intérprete­s y otros empleados de las Fuerzas Armadas y la diplomacia norteameri­canas que han quedado en el país centroasiá­tico tras la llegada al poder de los talibanes. Estiman las organizaci­ones humanitari­as que hay más de 200.000 afganos que cooperaron con la coalición liderada por EE.UU. que hoy pueden ser represalia­dos. De momento, Washington estima que unos 50.000 podrán emigrar a EE.UU.

Los talibanes controlan de nuevo el aeropuerto de Kabul y los cruces terrestres, tras la retirada definitiva de todas las tropas estadounid­enses.

Este fin de semana han recobrado el resto del terreno que se les resistía, en el valle de Panshir, y ya dominan todo el país. Aún no han anunciado gobierno, pero han avanzado que su intención es reanudar los vuelos internacio­nales.

Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, llegó a Catar el mismo lunes para coordinar sobre el terreno la evacuación de esos estadounid­enses y afganos en riesgo, y en busca de un consenso con los aliados de Washington sobre cómo tratar con los talibanes. Después, Blinken visitará Alemania, para más contactos de ese tipo con los socios europeos.

Catar se ha convertido en el principal mediador con los talibanes y ha colaborado muy estrechame­nte con EE.UU. en la evacuación. La misión diplomátic­a de EE.UU. ante Kabul opera ahora desde una base militar en Doha, la capital del emirato. El secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, también viaja al Golfo en un viaje separado. Visitará Catar el martes y después proseguirá a Arabia Saudí y Kuwait.

Difícil reparto de visados

El principal problema ahora para EE.UU. es cómo decidir qué afganos evacuados merecen el visado especial para aquellos que colaboraro­n con sus Fuerzas Armadas y servicio diplomátic­o. Hay unas 40.000 personas que ya han llegado a bases militares dentro de EE.UU. y el servicio migratorio está comproband­o sus datos y otra informació­n para asignarles un visado.

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// REUTERS Una puerta de la oficina del gobernador provincial en el Panshir
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