El ‘emirato’ pone precio al diálogo con Berlín: dinero y reconocimiento
▶Los talibanes exigen relaciones oficiales y reabrir el grifo de los fondos para negociar sobre las evacuaciones ▶«Simplemente tenemos que hablar de cómo sacar a las personas que han trabajado para Alemania», dice Merkel
Después de varias jornadas de negociación, en las que Alemania busca abrir vías para continuar con las evacuaciones, los nuevos titulares del poder en Afganistán han exigido a Angela Merkel «relaciones diplomáticas oficiales» y que vuelva a abrir el grifo del dinero. «Queremos relaciones diplomáticas fuertes y oficiales», ha formulado el portavoz principal de los talibanes, Zabihullah Mujahid, que desea dar paso a una nueva etapa de relaciones bilaterales en la que espera apoyo financiero, ayuda humanitaria y cooperación en sanidad, agricultura y educación. El ministro alemán de Desarrollo, Gerd Müller, había suspendido «toda la cooperación al desarrollo destinada a Afganistán», que venía suponiendo unos 430 millones de euros al año. Esta es la cantidad que los talibanes desean recuperar.
El rostro visible de los talibanes ha concedido entrevistas a varios medios de comunicación alemanes en las que garantiza la libertad y seguridad de los alemanes en Afganistán y sus colaboradores, recordando los cien años de buena cooperación bilateral, y lamentando a continuación que «los alemanes se hayan aliado con Estados Unidos» durante un paréntesis que «ya pasó y ya está perdonado».
Después de una gira por los países vecinos de Afganistán y de varios contactos de la diplomacia alemana con los talibanes, el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, había expresado públicamente su intención de reabrir la Embajada en Kabul cuanto antes, pero sin que ello supusiese un reconocimiento oficial del actual Gobierno afgano. La canciller Merkel ha insistido, por su parte, en la necesidad de seguir manteniendo negociaciones con los talibanes para seguir con las evacuaciones. «Simplemente tenemos que hablar con los talibanes sobre cómo podemos sacar del país a las personas que han trabajado para Alemania y ponerlas a salvo». Añadió en un mitin junto al candidato de su partido, Armin Laschet, que deben formularse condiciones claras para la comunidad internacional bajo las cuales sea posible cooperar.
«Queremos amistad»
Mujahid ha designado un enviado especial para los países europeos en nuestra oficina política en Doha, Mawlawi Abdulhaq Wasiq, y lo ha señalado como interlocutor para la nueva relación, en la que «estaríamos muy contentos si Alemania nos apoyara a nosotros y a la gente de nuestro país, porque históricamente hemos tenido relaciones diplomáticas y económicas sólidas y buenas con Alemania. Queremos revivir la atmósfera amistosa que existía entre afganos y alemanes. El próximo gobierno se basará en una relación amistosa con Alemania». Mujahid deja muy claro que «la gente de Afganistán es musulmana y la ‘sharía’ es la ley del gobierno… Los afganos lucharon por ella durante 40 años y la guerra de las dos últimas décadas tenía dos objetivos: primero acabar con la presencia de las fuerzas armadas internacionales y segundo implementar la ley Sharia en Af
nistán «no ha habido un cambio dramático», por lo que apeló a no caer en dramatismos exagerados. El embajador europeo apeló a juzgar a los talibanes «por sus actos y omisiones y no solo por sus palabras».
La UE teme que el espacio que han dejado vacío Estados Unidos y Europa sea ocupado por potencias con intereses muy divergentes como China, Rusia o Pakistán. Von Brandt afirmó que en Bruselas y en las capitales de los países miembros «hay gran conciencia de la importancia de regresar» a Kabul. «En qué capacidad, cuanta gente o cuando se podrá volver son cosas que aún deben verse. Pero hay contactos en Doha y estamos estudiando posibilidades para regresar en algún momento».
Los ministros de Defensa y luego los de Asuntos Exteriores se reunieron la semana pasada de forma presencial aunque no formal, para analizar la situación creada después de la derrota de las fuerzas occidentales en Afganistán y coincidieron en establecer una serie de condiciones previas a cualquier reconocimiento formal del régimen taliban.
Borrell también apeló a la creación de una fuerza europea de intervención para no depender sistemáticamente de Estados Unidos en operaciones como la evacuación del aeropuerto de Kabul, donde quedaron una parte importante de los afganos que colaboraron con las instituciones de la UE.