El ciclo de la política
En política siempre es lo mismo, aunque no sea lo de siempre
No existe nada más cíclico que la política. Ni los cielos grises de final de verano, ni los niños estrenando mochila y ojeras, ni los reyes asegurando descendencia. La política es un lunes, es un eterno septiembre y la vuelta a la rutina trae bajo el brazo el debate de los nuevos presupuestos. Hasta la legislatura pasada las únicas preguntas repetidas eran cómo serían los siguientes porque las mayorías de rodillo del PP dejaban en anécdota cualquier negociación por innecesaria, las cuentas alternativas eran declaraciones de intenciones para no cumplir (es decir: programas electorales) y todo transcurría en un relato sabido y tedioso de trámites parlamentarios y críticas a los gobiernos de la nación que prorrogaban sus presupuestos y daban argumentos para vender como imposibles los nuestros.
Incluso el año pasado, cuando preparaban los de 2021, se mantuvo esa soberbia intransigente de quien gobierna con suficientes apoyos. A pesar de los pactos efímeros y estériles de la pandemia y la niebla espesa de la incertidumbre, los ofrecimientos de diálogo y un par de reuniones siguieron siendo teatro político como los berrinches desde la tribuna. Tampoco nos abandonaron los cantos de sirena de la oposición, que volvieron a escribir Cartas a los Reyes Magos en las servilletas del chiringuito. Pero PP y Ciudadanos conservaban la mayoría en las Cortes y eso trazaba el mismo escenario de siempre, aunque siempre distinto. Así repitieron la sonrisa de muñeca de porcelana y la danza del cortejo de una prostituta en un ritual «absurdo como un belga por soleares», que cantaría Sabina.
Este septiembre trabajan en los presupuestos de 2022, segundos del gobierno de coalición y primeros sin mayoría parlamentaria. Por primera vez no solo piden la lista de deseos por consejerías, también a los partidos minoritarios de los que dependerá que las cuentas salgan adelante. Vox exigirá ideología. UPL y Por Ávila la chequera, que desde Aznar a Sánchez nos enseñaron que en eso consiste aquello de la «geometría variable» parlamentaria. En política siempre es lo mismo, aunque no sea lo de siempre.