La doble cara de la salud mental en la vuelta al colegio
▶El regreso a las aulas puede ayudar a muchos alumnos a normalizar su vida social y aliviar su malestar ▶Sin embargo, en aquellos en que el centro les genera más estrés, pueden sacar a la luz sus problemas mentales
Apesar de que el proceso de vacunación está cada vez más avanzado para hacer frente al coronavirus y las cifras de fallecidos y contagios van a la baja, lo cierto es que la repercusión del Covid19 en la salud mental de la población va a continuar a medio y largo plazo. Uno de los colectivos más afectado, asegura el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Manuel Martín, es el de los menores, y especialmente el de los adolescentes y jóvenes de entre 15 a 24 años, en el que han crecido “tremendamente” las tasas de solicitud de ayuda psicológica.
Según explica, el patrón de referencia para los jóvenes es el grupo de amigos y compañeros del colegio; sin embargo, la relación se cortó bruscamente durante el confinamiento y ha estado limitada en el tiempo por las diferentes medidas de distanciamiento social que se han establecido en este último año y medio. «En distintos estudios se ha observado claramente que las consecuencias de la pandemia han sido más graves desde el punto de vista psíquico en personas más jóvenes», asegura Martín al valorar para su salud mental el retorno a las clases presenciales, ya que implica «una cierta normalización social de la pandemia». «El colegio es el entorno natural de los niños y el retorno a las aulas es favorable fundamentalmente porque su desarrollo psicoemocional se lleva a cabo en un ambiente social».
Cambios emocionales
El psicólogo y coordinador clínico de las unidades de Trastorno de Conducta del grupo Ita, Àlex Dencàs, coincide al asegurar que el coronavirus ha afectado a los hábitos y rutinas de prácticamente todas las personas. Según datos de la campaña ‘Salud mental y Covid-19: Un año de pandemia’, de la Confederación de Salud Mental España, el 85,7% de los padres percibieron cambios en el estado emocional y en el comportamiento de sus hijos durante la cuarentena.
En concreto, los síntomas más frecuentes fueron la dificultad para concentrarse (76,6%), el aburrimiento (52%), la irritabilidad (39%), la inquietud (38,8%), el nerviosismo (38%), los sentimientos de soledad (31,3%), el malestar (30,4%) y las preocupaciones (30,1%). Asimismo, desde el grupo Ita sí han visto un aumento de la incidencia, especialmente significativa, de los trastornos alimentarios, ansiosos y depresivos.
No obstante, los expertos señalan que ante tal variedad de consecuencias en la salud mental de los menores todavía es pronto para valorar el alcance de las mismas. Por ello, consideran que la vuelta a clase presencial puede afectar de diferentes formas, dependiendo del caso.
Por un lado, puede ser un factor de protección por el retorno a unos hábitos y a una estructura que habían perdido con motivo de la pandemia y de las vacaciones de verano. «Sabemos que recuperar la estructura y los hábitos es un factor de protección en salud mental», explica Àlex Dencàs. Sin embargo, por otro lado, considera que si las consecuencias en salud mental en algunos menores no se han detectado aún o tratado, éstas pueden empeorar «si el curso académico supone un factor de estrés para el menor».
Dos escenarios positivos
A pesar de esta doble cara de la salud mental en la vuelta al cole, el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, recalca que tanto el retorno a clase para la socialización y mejoría de la situación del alumno como que su mala salud mental salga a luz, «son escenarios muy positivos porque permiten que se detecten este tipo de problemas. Si un niño tiene mala salud mental y está metido en su casa, su dificultad no aflora, pero eso
no quiere decir que el pro