«Cuanto más regular sea tu hijo a la hora de acostarse, mejor dormirá»
Señales que los padres no deben pasar por alto ▶ Carla Estivill es doctora en Ciencias, fitoterapeuta y experta en sueño
Según Beatriz Mora, coordinadora de Psicología de la Clínica López Ibor, las señales indicadoras de un problema de salud mental serio, a veces no son fáciles de detectar, ya que las tensiones del día a día pueden causar cambios en el menor, y no tienen que ver solo con la vuelta al cole, como, por ejemplo, la llegada de un hermanito, la separación de los padres, una mudanza... «Podemos identificar como señales las conductas disruptivas intensas en espacio y tiempos, los cambios de apetito o sueño, la aparición de miedos irracionales, conductas de aislamiento o regresivas como, por ejemplo hacerse pis en la cama, hacerse daño a sí mismo o a los demás, entre otras», asegura Beatriz Mora. blema no esté. Por ello, hay que luchar por la vuelta a clase, a pesar de que puedan aflorar determinadas situaciones porque es la única manera de que se aborde correctamente.
Por esta razón, Àlex Dencàs considera «importante» que los centros educativos ofrezcan al profesorado la formación adecuada para detectar trastornos de salud mental y contar con mecanismos ágiles para su derivación a especialistas. Tal y como añade Martín, una de las tareas pendientes para mejorar la salud mental es que los espacios laborales y educativos sean lugares de prevención «porque son los medios naturales para detectar qué “disfunciones” van apareciendo. Y es que un centro educativo es un lugar privilegiado para observar si un niño está mal, teniendo en cuenta la gran expresividad emocional que experimentan en los colegios».
Aprender a gestionar
Para realizar esta tarea de manera adecuada, el coordinador clínico de las unidades de Trastorno de Conducta del grupo Ita se muestra partidario a que dentro de las competencias en la formación obligatoria se incluyan «aprendizajes para la gestión de la salud mental», al igual que se deben crear programas para cuestiones específicas como el acoso escolar o el uso de las tecnologías. En la misma línea se manifiesta Martín, quien ve oportuno que dentro de la educación para la salud se aborde la salud mental.
Aún así, en España, al igual que en otros países, esta especialidad ha sido siempre «la cenicienta de la salud», a pesar de que, como explica Martín, «no hay salud sin salud mental». Al no concederle la importancia que tiene, muchos centros educativos no están ahora suficientemente preparados para afrontar esta situación, aunque sí se ha detectado, según Dencàs, una «mayor sensibilidad» por este asunto en los colegios e institutos. Afirma que «todos podemos vernos afectados y debemos darle prioridad tratando esta cuestión sin estigmas», y también ofreciendo educación para mejorar la detección y derivación a medios especializados.
También consideran estos expertos que es necesario cuidar la salud de los docentes, sobre todo por ser uno de los colectivos profesionales «más afectados» en su salud mental. Presentan tasas «muy importantes» de ansiedad y depresión. Durante el confinamiento, según la encuesta de la Confederación de Salud Mental España, el 54% de los profesores presentaron síntomas de ansiedad y hasta un 90% de ellos sufrió alteraciones de sueño por la pandemia; y un 89,5% se vieron afectados por nerviosismo, irritabilidad o tensión. «Es un problema ignorado», denuncia Martín, y sería positivo realizar una serie de intervenciones para potenciar y crear un espacio en el que compartir y aprender de la experiencia del compañero porque «quien mejor comprende tu problema es alguien que está haciendo lo mismo que tú», concluye el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
España, asegura Carla Estivill, «es un país en el que estamos privados de sueño». Pero los padres, insiste esta doctora en Ciencias Químicas y fitoterapeuta, «deben entender la importancia de que los niños tengan un buen descanso porque esto les permitirá estar al máximo de su capacidad cognitiva». Esta profesional es autora, junto a su padre, el doctor Eduard Estivill, de ‘El método Tokei’, donde ambos explican la importancia de poner en hora los relojes circadianos internos de los niños desde que son recién nacidos para lograr un buen descanso.
—¿Por qué unos bebés duermen bien y otros no consiguen hacer una noche de un tirón?
—Lo primero que hay que tener en cuenta es que los ritmos circadianos (de vigía y sueño) están inmaduros hasta los 6 meses de vida aproximadamente.
Carla Estivill Lo segundo es que, aunque es verdad que estos ciclos biológicos, que se repiten cada 24 horas están determinados genéticamente, para que funcionen bien les debemos dar información del exterior.
—¿Qué tipo de información hay que ofrecer a los niños para tengan sus relojes internos en hora?
—Lo óptimo es que los padres entiendan que deben tener siempre las mismas rutinas de sueño, que deben comunicar con cariño, pero con firmeza. El otro factor externo, pero de gran importancia a la hora de un buen descanso, es que el cerebro del bebé relacione el día con la luz y la noche con el momento de dormir. —¿Deberíamos, mayores y pequeños, acostarnos siempre a la misma hora?
—Cuanto más regulares seamos todos, mejor. Incluso los fines de semana. Quizás en sábado y domingo nos podamos permitir variar en una o dos horas máximo el momento de acostarnos, pero unos horarios regulares son los que nos permitirán lograr esa robustez de los ritmos internos. Repetir todos los días lo mismo hace que los niños logren seguridad, y que su cuerpo genere las hormonas siempre en el mismo momento: cortisol por la mañana, melatonina por la noche.
—Muchas familias administran melatonina, de venta en farmacias sin receta, a sus hijos. ¿Hasta dónde es correcto su uso?
—La melatonina es segura, aunque es cierto que en niños habría que limitarla. Es importante que a nivel profesional se indique correctamente cuando exista una cronodisrupción, porque entonces puede ir bien. Pero en la actualidad se usa principalmente como inductor del sueño, que no es su función principal. —Los horarios españoles siguen dificultando mucho el tener unos horarios tempranos para cenar y acostarse… ¿Cuál sería su principal consejo en este momento?
—No ayudan nada de nada. Llegamos tarde del trabajo, cenamos después de las 21.00 horas, posteriormente vemos la TV... En este sentido hay que seguir luchando para ser un poquito más europeos y aprender todos que una cena temprana es más adecuada para no provocar una privación de sueño, que en este país es generalizada, con todo lo que eso conlleva para nuestra salud.