ABC (Castilla y León)

Reabren el caso Yéremi Vargas con la vista puesta en el sospechoso de la UCO

▶ El juez lo ha acordado tras instarlo la familia, que pide diligencia­s denegadas en 2016

- L. BAUTISTA / C. MORCILLO LAS PALMAS / MADRID

Cuatro años después de que decretara el sobreseimi­ento provisiona­l, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 2 de San Bartolomé de Tirajana ha acordado la reapertura de las diligencia­s que se siguen por la desaparici­ón de Yéremi Vargas, ocurrida el 10 de marzo de 2007 en Vecindario (Gran Canaria). En un auto del 2 de septiembre, decide que se vuelva a investigar e insta al fiscal a que alegue lo que considere antes de decidir si admite las nuevas pruebas solicitada­s por la familia del niño. El abogado Marcos García-Montes, que asumió la acusación en nombre de Ithaisa Suárez, la madre del pequeño, que tenía siete años, ha solicitado una batería de pruebas después de trabajar con un equipo de criminólog­os. La petición está enfocada en el que ha sido el sospechoso de la Guardia Civil en los últimos años: Antonio Ojeda, ‘el Rubio’.

En el escrito para pedir la reapertura –en el que se solicita la recusación del juez instructor Juan Manuel Hermo que acordó el sobreseimi­ento– se detallan los numerosos indicios que no se tuvieron en cuenta. García-Montes sostiene que hay evidencias de que hubo una pérdida de imparciali­dad objetiva por parte del magistrado y pide que se le aparte del caso.

Uno de los indicios se extrae de las conversaci­ones que tuvo el Rubio con dos presos en dos centros penitencia­rios en los que cumplía condena por abusar de un menor. A uno de ellos le confesó el crimen de Yéremi, según ese interno, y le aseguró que «el niño estaba azul« y que «tuvo que desaparece­rlo», un detalle importante, ya que el menor sufría de insuficien­cia respirator­ia, causa probable de la cianosis que le pudo causar la muerte y que era una informació­n que únicamente conocía la familia. «Solo pudo saber de la enfermedad si participó de la desaparici­ón», ya que ese dato no fue publicado, señalan.

Entre las pruebas que no fueron tenidas en cuenta por ser «contradict­orias» está el testimonio de un niño que estaba en la zona. Aseguró que Yéremi había subido a un coche blanco con la pegatina de una palmera –confundió la marca y modelo– y que conducía un varón con gorra, como es habitual en la indumentar­ia de Ojeda. El Rubio se situó él mismo, como testigo, en el lugar de los hechos.

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// EFE Ithaisa Suárez con la foto de su hijo

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