Mohamed se sienta en el banquillo junto a otros cuatro acusados: Walid bin Attash, Ramzi bin al Shibh, Ammar al Baluchi y Mustafa al Hawsawi
símbolos de EE.UU.: las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono y, quizá, el Capitolio y la Casa Blanca.
Torturas
Fue detenido en 2003 en Pakistán, y trasladado a una de esas cárceles clandestinas de la CIA. Ejecutaron 183 ahogamientos simulados en agua, además de otras torturas, como hidratación rectal o interrupción del sueño. Uno de los acusados, compareció en el juicio en una silla especial y con un cojín por lesiones en el recto que, según su abogado, fueron originadas en esas torturas. Mohamed y otros acusados fueron traslados a Guantánamo en 2006 cuando se desvelaron las prácticas de la CIA.
El juicio se encuadra dentro de la Comisión Militar de Guantánamo, un procedimiento establecido en 2001, poco después de los atentados, por el presidente George W. Bush, y que fue revisado después en 2006 y 2009. Sus críticos aseguran que el tribunal militar es inconstitucional porque los acusados no tienen garantías legales.
Las comparecencias de esta semana son una fase previa al comienzo del juicio, como ha habido varias ya en los últimos años. En este momento, y en otra fase previa prevista para noviembre, se elige el jurado –formado por doce militares– y se decide qué pruebas pueden formar parte del juicio.
Se celebra en un almacén de Guantánamo reconvertido en juzgado, y cuenta con la presencia de un grupo reducido de periodistas y de familiares de víctimas y supervivientes de los atentados. No habrá acceso público ni a imágenes ni a sonido del juicio, al que solo podrá entrar un dibujante para retratar a sus protagonistas. El juicio como tal no se espera que comience hasta el próximo abril.