Estéril e inoportuna batalla
Isabel Díaz Ayuso Presidenta de la Comunidad de Madrid
Suben la temperatura y el encono entre Génova y Sol en el debate interno por el control del partido en Madrid, lo que en principio debería ser una batalla menor pero que insólitamente tiene pinta de, si no se sosiegan los ánimos, derivar en uno de esos ciscos de los gordos con los que el PP se entretiene cuando está en la oposición. Recordemos el espectáculo de 2008 en Valencia, cuando Aguirre se quedó a punto de mascletá con la mecha y el chisquero en la mano. El cruce de acusaciones entre unos y otros solo tiene un perjudicado, el partido, y un clarísimo beneficiario, Pedro Sánchez, que anda el hombre dando saltos de alegría por los pasillos de La Moncloa, encantado con la pendencia en casa ajena. Sobre todo por el momento elegido para cruzar las espadas, cuando todas las encuestas (al margen, claro, de la del CIS de Tezanos) pintan favorables desde hace meses, marcando una tendencia creciente para los populares que, además, lleva camino de consolidar la zopenca gobernación del equipo de Sánchez. Si el enemigo se equivoca, conviene no distraerle.
La derecha española tiene probada su destreza en la complicada tarea de pegarse patadas en la espinilla propia cuando lo bueno viene de cara