El imputado del caso Gali culpa a la exministra Laya y apunta a que hubo más implicados
▶ Afirma ante el juez que fue ella quien le pidió preparar la entrada furtiva en España del líder del Polisario
El diplomático Camilo Villarino, exdirector de gabinete del Ministerio de Exteriores, ha apuntado de lleno contra la exministra Arancha González Laya por la entrada furtiva en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali.
Villarino declaró ayer ante el juez de Zaragoza que investiga esa entrada encubierta de Gali el pasado 18 de abril, para ser tratado en el hospital público de Logroño, donde fue internado bajo otra identidad. Según Villarino, él actuó siguiendo órdenes de Laya, pero advierte que ella no lo decidió por su cuenta. El proceso abierto en los juzgados compromete de lleno al Gobierno de Pedro Sánchez ante los testimonios y pruebas documentales que ha ido recopilando el instructor del caso, el juez zaragozano Rafael Lasala.
Este magistrado investiga los posibles delitos de prevaricación y vulneración de las leyes de fronteras. Abrió diligencias hace tres meses y medio.
Hasta el momento ha imputado a Camilo Villarino, al que ayer tomó declaración en calidad de investigado.
Fuentes del caso indicaron a ABC que, en su comparecencia, Villarino afirmó que fue personalmente Laya la que, en calidad de ministra, le encargó que coordinara la entrada encubierta de Gali en España. Según este ex alto cargo de Exteriores, el objetivo era que no trascendiera esa estancia para evitar conflictos diplomáticos, como el que se desencadenó con Marruecos cuando trascendió.
Pero la realidad es que también había una derivada añadida en esa entrada furtiva, por estar incurso Gali en causas penales abiertas en España por varios delitos, entre ellos terrorismo y genocidio.
El líder del Polisario entró en España por avión, a través de la Base Aérea de Zaragoza. Villarino se encargó de que al líder del Polisario no se le pidiera la documentación, no pasara por el control de pasaportes y no constara su registro de entrada en España. Trasladó las órdenes al teniente general Francisco Javier Fernández Sánchez, que en ese momento era segundo jefe del Estado Mayor del Aire. El Gobierno le promocionó poco después con el cargo de representante militar de España ante la OTAN y la Unión Europea.
Brahim Gali entró en España el 18 de abril. Y, según ha desvelado Villarino ante el juez, el encargo se lo dio la ministra dos días antes. Afirmó que el viernes 16 de abril le dijo que se había decidido permitir la entrada del líder del Frente Polisario.
Camilo Villarino no ha especificado quiénes más participaron en esa decisión, pero da por seguro que no fue iniciativa unilateral de Laya. En cualquier caso, la cadena de órdenes que se cursaron ha evidenciado que la operación fue orquestada desde el Gobierno. Tres meses después, en julio, Pedro Sánchez sacrificó políticamente a Laya, la destituyó como ministra, y su sucesor prescindió de Villarino.
Ante esta nueva revelación que apunta de lleno hacia la exministra, la acusación en el ‘caso Gali’ ha anunciado que va a pedir que se llame a declarar a la exministra González Laya para seguir tirando del hilo.
Mientras tanto, Camilo Villarino mantiene su tesis de que él no cometió delito alguno al indicar que no se sometiera al líder del Polisario al control de pasaportes. Dice que pensaba que Gali portaba pasaporte diplomático, y no cree que esa entrada encubierta infringiera la ley de fronteras.
Esta versión choca con la que dio semanas atrás, por escrito y ante el mismo juez, el general que estaba al mando de la Base de Zaragoza cuando entró Gali. Este alto mando, el general José Luis Ortiz Cañavate, afirmó que no se cumplió «el procedimiento habitual» porque así se lo habían ordenado desde el Estado Mayor del Aire.
Versión del teniente general
El plan dispuesto por Exteriores fue ejecutado a través del teniente general Fernández Sánchez, que activó la orden para que llegara a la Base de Zaragoza. Este teniente general también declaró ayer ante el juez, en calidad de testigo. Este alto mando se cruzó comprometedores mensajes de Whatsapp con Villarino, en los que ha quedado constatado cómo se actuó para encubrir la entrada de Gali. El teniente general no se considera responsable y afirma, en su defensa, que él no sabía quién iba en ese avión.