Ingrid Betancourt: «Llegará un día en que las FARC y sus víctimas podremos llorar juntos»
▶ La rehén más conocida de la guerrilla y el expresidente Santos presentan el libro ‘Una conversación pendiente’
«La pandemia fue una bendición para el libro», afirma el expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos. A su derecha, Ingrid Betancourt sonríe. Secuestrada durante seis años por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias), el por entonces ministro de Defensa en el Gobierno de Álvaro Uribe, estuvo al frente de una cinematográfica operación de rescate de la mujer con la que ha compartido, vía telématica, decenas de horas de reflexiones, análisis y vivencias volcadas en quinientas páginas, bajo el título, «Una conversación pendiente» (Planeta).
Salvando las inmensas distancias con su cautiverio, la excandidata presidencial comenta sobre su confinamiento durante el Covid. «Sentí que la gente iba a empezar a entender lo que es un secuestro, lo que significa tener limitaciones a tu vida de la noche a la mañana». La rehén cuya historia se conoce en todo el mundo decidió, «aplicar mecanismos de rutina, como en la selva, para que no se me hiciera tan duro». Estaba sola y estableció «una rutina diaria de trabajo, de gimnasia, de llamadas de teléfono…». Para Santos, el encierro fue una ocasión a medida para reencontrarse, sin agobios de agenda, con la persona que apoyó su «proceso de paz, sabiendo que sus captores no pasarían 40 años en la cárcel. Su capacidad de reconciliación, con todo lo que sufrió, es lo que más me impresiona de ella», destaca.
Acuerdos con polémica
Aquellos acuerdos de paz de fines del 2016, estuvieron rodeados, hasta el día de hoy, de la polémica. Sometidos a referéndum, el Gobierno no asumió el resultado, un ‘no’ que dejaba las celebraciones, con jefes de Estado y de Gobierno
extranjeros incluidos, en un escenario de política de hechos consumados nulo. «Dicen que desconocí el plebiscito pero hice todo lo contrario», se defiende y desarrolla sus argumentos. «Lo reconocí pero, como determinó previamente la Corte Constitucional, renegocié con las fuerzas que se habían impuesto con el ‘no’. De 60 puntos que se pusieron sobre la mesa llegamos a un acuerdo en 58 y quedó, como era imperativo, aprobado en el Congreso. Estaba expresamente prohibido hacer otro plebiscito», aclara. Para unos se mantuvo apegado a la ley, para los críticos se trató de una jugada con cartas marcadas. «Se dijeron muchas mentiras repetidas que afectaron la votación», insiste.