Málaga se aferra a la lluvia para controlar el fuego de Sierra Bermeja
▶ Tras casi 8.000 hectáreas arrasadas, las precipitaciones pueden ser claves en la extinción ▶ Anoche comenzó la vuelta a casa de los vecinos de cinco de los seis pueblos que fueron desalojados el domingo El incendio aviva la gresca política
n el puesto de mando avanzado en Estepona se escucharon aplausos ayer cuando comenzó a llover. «¡Qué bien nos vendrían tres horitas de esta lluvia!», deseaba en el avituallamiento uno de los técnicos de extinción. Los equipos contra el fuego llevan cinco días luchando sin descanso, soportando eventualidades y tratando de acotar un incendio que parece tener vida propia, defenderse y salir de todas las emboscadas más violento que antes de la última acometida para apagarlo. En medio de esa tensión, el poco agua que cayó fue un soplo de aire fresco, un «halo de esperanza», según dijo la consejera de Medio Ambiente, Carmen Crespo.
Pero hoy las previsiones apuntan a una mayor cantidad y persistencia de las lluvias. No será determinante hasta el punto de apagar las llamas, pero sí ayudará a mermar su potencia de acción. «La lluvia claro que sirve. No va a apagar el fuego, pero viene bien. Hidrata el terreno, hace más lento el avance del fuego y bajan la intensidad de las llamas», explicaba a ABC uno de los bomberos forestales desplegados. Una señal de cambio de suerte, porque como reconoció Juan Sánchez, director del Centro Operativo Regional del Infoca, hasta ahora había fallado siempre la meteorología con una gran velocidad del viento y siempre en la dirección que podía hacer más daños.
Durante la madrugada se produjeron avances. «El incendio nos ha dado una tregua esta noche», señaló Juan Sánchez antes de acabar un turno de casi 24 horas, tras el que esperaba una borrasca que les facilitara las cosas. «Nos ha aportado humedad, que permitido la aplicación de fuego técnico»
Een la zona norte, que es un tipo de quemas controladas para evitar la propagación. En ese momento, la zona sureste estaba estabilizada y habían vuelto los desalojados de Estepona y Benahavís, por lo que había que concentrar la acción en el otro flanco.
El transporte de efectivos dio el susto del día. Un helicóptero superpuma cargado con las brigadas de Granada se estrelló. El aparato transportaba los
No de manera generalizada, pero determinados miembros del PSOE han tratado de sacar rédito político del incendio de Málaga. Diputados andaluces han cuestionado que se haya tardado varios días en pedir la ayuda de la UME —decisión tomada por el Infoca con criterios técnicos—. También Vox ha anunciado que pedirá explicaciones a Moreno. El alcalde de Genalguacil, el socialista Miguel Ángel Herrera, ha llegado a sugerir que se ha auxiliado antes a los municipios costeros (gobernados por el PP) que a los de interior. «Es mentira y no deberíamos bajar a ese barro», zanjó ayer el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado. efectivos del frente de Benahavís, donde hacían tareas de estabilización, a la zona de Casares para tareas de control del fuego. En ese viaje, la nube de polvo de una máquina pesada que hacía un cortafuego cegó al pilotó, que impactó uno de los rotores del aparato con un árbol. La aeronave acabó cayendo, pero no hubo víctimas ni heridos entre los 19 ocupantes. Una eventualidad más de este incendio provocado en dos puntos a la vez en Genalguacil, como ha constatado ya la Fiscalía General de Andalucía.
«Mañana volvemos»
De hecho, los 17 bomberos forestales fueron a su frente de acción para hacer quemas controladas. Acabaron su turno en la zona de Casares y luego regresaron, para ser recibidos con la ovación de sus compañeros. «Decidimos entre todos seguir trabajando y ha sido lo mejor para olvidarse de lo ocurrido. Mañana volvemos al helicóptero para seguir», decía uno de los brigadistas accidentados a ABC mientras fumaba un cigarro antes de irse a comer con sus compañeros, todos manchados de ceniza y con el recuerdo de los dos bomberos heridos en un accidente en la sierra por culpa de los desprendimientos en la montaña y del compañero fallecido el pasado jueves al quedar cercado por el fuego. Pudo ser otra tragedia para una emergencia que ayer tuvo desalojadas a 2.616 personas en seis pueblos del Valle del Genal, pero que permitió la vuelta de todos menos de los vecinos de Genalguacil por la noche.
La propia consejera de Medio Ambiente, Carmen Crespo, aseguró que los vecinos de Jubrique, Júzcar, Pujerra, Faraján y Alpandeire ya podían volver a sus domicilios, tras pasar una noche desplazados en lugares de acogida. Sólo los habitantes de Genalguacil, ante la proximidad de las llamas por el frente noroeste, debían permanecer lejos del pueblo hasta que se estabilizara ese importante foco.
De este modo, la consejera anunció que se iba a proceder al «realojo progresivo» de los residentes de estos cinco municipios, que fueron evacuados el domingo en la mañana ante la presencia del fuego cerca de sus casas. Una nube de pavesas provocó un segundo incendio, que se unió con los cuatro focos originales, para desatar un infierno de fuego violento que ame