Un helicóptero que transportaba a una brigada se accidentó ayer, pero afortunadamente ni siquiera hubo heridos
nazó el Valle del Genal y lo sumió en una nube de cenizas.
Fue en una jornada en la que el fuego corría hacía Casares, buscando seguir comiendo terreno, sumando ya casi 7.800 hectáreas. «Ha entrado en nuestro término, pero está muy lejos del pueblo», tranquilizaba José Carrasco, alcalde de Casares. Allí le plantó cara la Unidad Militar de Emergencias, cuya misión es defender las poblaciones. Este lunes estuvieron destacados en Casares, Genalguacil y Jubrique, sin ceder un palmo a las llamas. «Lo han parado a sólo 300 metros del casco urbano», reconocía Alberto Benítez, alcalde de Jubrique, que trataba de buscar soluciones para sus ciudadanos desplazados en Algatocín y Setenil de Bodegas.
En más de 85 kilómetros de perímetro unos 1.100 efectivos trataban de acotar las llamas en un esfuerzo titánico, que ha despertado la solidaridad de muchos vecinos y cuya gratitud se hace patente en las constantes donaciones de comida, agua y refrescos que llegan al puesto de mando. También los hoteles han cedidos sus habitaciones. Por la tarde, cuando se planificaba cómo atacar durante la noche, llegaron los pequeños Darío y Marco cargados con un mural al puesto de mando. Portaban los dibujos de los alumnos del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Estepona para agradecer al operativo su esfuerzo.