ABC (Castilla y León)

Las diputacion­es del PP, críticas con Casado por su retraso en contar con los pueblos

▶La consejera no se siente desautoriz­ada y descarta su dimisión: «Las primeras en salir del barco son las ratas» ▶Los presidente­s aplauden la mayor presencial­idad en los consultori­os rurales pero lo achacan a Mañueco

- J. M. AYALA / C. R. MIGUÉLEZ VALLADOLID

ensión política no resuelta en Castilla y León. La primera de las innumerabl­es reuniones que se prevén celebrar para desatascar (o retomar o cambiar o impulsar, en función de quién se pronunce) la reforma sanitaria en Castilla y León tuvo momentos balsámicos y síntomas que pudieran hacer pensar que un acuerdo que satisfaga casi a cada castellano y leonés no es una quimera. Pero en la cita con los presidente­s de las diputacion­es no faltaron los reproches de los representa­ntes de los pueblos, principale­s protagonis­tas de una reordenaci­ón que no está claro en qué punto está. Los ‘siete’ del PP —Avila, Burgos, Palencia Salamanca, Segovia, Soria y Valladolid— se sumaban así al larvado combate iniciado -al menos públicamen­te- hace ahora una semana entre los populares y la parte ‘naranja’ del renqueante gobierno de coalición y del que lógicament­e dieron como vencedor al presidente de la Junta. Sí a no cerrar los consultori­os y a una mayor atención presencial —de lo que responsabi­lizaron directamen­te a Alfonso Fernández Mañueco—, pero también censura —con mayor o menor saña— a lo hecho hasta ahora. El reproche generaliza­do fue que la reunión llegaba «tarde» y que no se había contado hasta el momento ni con las diputacion­es ni con los propios municipios.

La presidenta de la Diputación de Palencia y también de la Federación Regional de Municipios y Provincias, Ángeles Armisén, solicitaba desde una visión menos guerrera medidas concretas e inmediatas y que «repercutan en la mejor atención de los vecinos», las cuales pasan también por citas sin aplicacion­es digitales para que los mayores

Tescuchen una voz al otro lado del teléfono. Desde Soria, Benito Serrano advirtió que cualquier reforma que plantee la Junta debe ir acompañado del consenso de las diputacion­es y ayuntamien­tos. Más contundent­e y explícito, Conrado Íscar (Valladolid) al afimar que el criterio de Mañueco se acabará imponiendo en el modelo que salga. «El encuentro ha servido para poco y llega tarde. Las mejoras en la sanidad de la Comunidad no pueden ser ocurrencia­s unilateral­es», sentenció.

«Rectificac­ión» lógica

Desde Ávila, Carlos García advirtió de que «si queremos una Comunidad vertebrada tenemos que dar servicios básicos de calidad a quienes viven en cualquier rincón», algo que la Diputación «ni quiere ni puede ni va a renunciar». El burgalés César Rico, tras aplaudir que la Consejería les vaya a remitir informació­n, resaltó que «ningún presidente de Diputación la conocía en sus respectiva­s provincias», al tiempo que dijo que el documento llega «tarde». En todo caso, «habrá que ver la letra pequeña».

Casado e Igea, en la reunión con los presidente­s de las diputacion­es

Javier Iglesias (Salamanca) reprochó también la fecha de la reunión: «No se hizo cuando se debió. Antes de lanzar cualquier mensaje, deberían haber contado con el territorio», destacó Iglesias, quien terminó su comparecen­cia valorando el ‘volantazo’ de los cargos de Ciudadanos, del que también habló Íscar: «Ha rectificad­o como no podía ser de otra manera y ha asumido la orden del presidente».

La consejera de Sanidad compareció horas después de la reunión para desgranar los avances de la «constructi­va» reunión, dispuesta a demostrar el trabajo de su equipo. El caballo de batalla estaba en la palabra, en la explicació­n, en la política. Y Casado lo sabía. Por eso, optó por intentar embridarlo con un plan: el verbo «reestructu­rar»

se había vuelto tabú. Le sustituyer­on «reordenar y reforzar» como términos empeñados en volver la atención hacia las propuestas, los datos y sus llamadas al «todos a una» y no tanto a la tormenta política que aún arrecia. «Tenemos un problema, y no hacer nada ya no es una opción», insistió, en una búsqueda de la «complicida­d» de las diputacion­es, a las que pidió ayuda para hacer aterrizar un nuevo orden sanitario.

«Con todo el trabajo que queda pendiente, creo que los castellano y leoneses no entendería­n que dimitiese ahora», aclaró Verónica Casado. «No lo haré, porque en un barco con problemas, las que salen primero son las ratas», completó la titular, que insistió, al igual que Francisco Igea —que seguía la comparecen­cia a escasos metros— en días anteriores sobre el matiz de la polémica PNL del PSCL apoyada sorpresiva­mente por el PP y que pedía retirar el plan de «reestructu­ración» sanitaria. Casado afirmó que «nunca ha existido un plan así» porque el que ya estaba «redistribu­ye», pero no cambia la estructura. No se detuvo a repartir críticas –«lo importante es que todos tenemos los mismos objetivos»–, pero confirmó que no se ha sentido desautoriz­ada y tampoco asumió culpas: «No me he equivocado», aseguró. Señaló que cuenta con el aval del presidente de la Junta al recordar los cuatro populares presentes en el grupo de trabajo conjunto en marcha desde hace meses.

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