ABC (Castilla y León)

España malgasta el único ensayo

Mucha polivalenc­ia, fútbol mínimo y fragilidad defensiva ante la débil Jordania

- JOSÉ MIGUÉLEZ

España no quiere más ruido que el que levanta su entrenador. Quizás por eso eligió llegar a Qatar sin sobresalto­s, acolchado en las bondades de un adversario simulado, aunque entusiasta. De Jordania, una selección don nadie como último y único asalto de preparació­n (exprés) previo al Mundial. Se aseguró así Luis Enrique sobre todo un buen resultado. Un triunfo más aunque sin lectura ni mucho mérito al fondo. Y con algún sonrojo defensivo como aviso recurrente.

Y eso que el técnico sí probó novedades, quizás frivolidad­es, para confirmar que en su equipo cada cual puede hacer de otro. Que abundan los polifuncio­nales sobre los especialis­tas. El mejor ejemplo es Laporte, el chico más para todo del selecciona­dor. Desplazado habitual como central derecho pese a ser zurdo cerrado, ayer actuó de lateral izquierdo como remiendo ocasional de la baja de Gayà. Ocupe el lugar que ocupe es el mejor componente de una zaga que se grita vulnerable en cada partido.

Repitió Luis Enrique con experiment­os nada originales como Koke de pivo

te (luego también Soler) y Asensio de falso nueve (luego de extremo). Pero sobre todo midió el estado de Ansu Fati, el elemento de la convocator­ia que despertaba más interrogan­tes. Y el azulgrana emitió buenas noticias. El don del gol lo mantiene, más allá de la colaboraci­ón que encontró en el meta jordano en el 0-1. Arma la pierna rápido y descubre portería. Aguantó 71 minutos e insinuó que sí está disponible. Un recurso jugoso en un equipo al que no le sobra precisamen­te la pegada.

El partido también sirvió para recordar que a España le hace daño cualquiera. Hasta Jordania. Que no se sabe muy bien cómo de repente se plantó en las narices del gigante Sánchez, que se estrenó con acierto. Y que a última hora hasta hizo un gol (concesión esta de Azpilicuet­a). Eric García y Pau Torres tocan bien la pelota, juegan que da gusto, pero defienden mal y frágil. Son defensas, eso sí. Ese es el problema.

España dejó alguna conducción interesant­e de Gavi (el más joven parece el dueño de la selección, exhibe los galones que no luce en el brazo y hasta golea con frecuencia) y Asensio (llega fresco e inspirado) pero también muchas imprecisio­nes en el juego combinativ­o. Nada definitivo, ni siquiera sintomátic­o. No fue un partido de verdad. No para deslizar deduccione­s ni conclusion­es. En realidad, no dejó ni una pista. Tampoco con los cambios (Rodri volvió a jugar de central y Nico Williams anotó su primer gol con el supuesto equipo de todos). De los disponible­s (faltaban Gayà por lesión y Morata, Marcos Llorente por precaución) solo se quedaron sin saltar al campo Busquets, Pedri y Unai. Los tres huelen a titulares en el estreno mundialist­a ante Qatar. Y actuaron todos los minutos Pau Torres, Soler y Asensio, circunstan­cia a la que no cabe adjudicar con certeza una consecuenc­ia.

Finalmente, España salió de Ammán antes de pisar Doha con una exhibición de polivalenc­ia (todos juegan de todo), un resultado convincent­e si se recita sin leer los méritos y un recordator­io fatal. A este equipo es capaz de hacerle daño hasta Jordania.

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// EFE Nico Williams, de las notas positivas del partido

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