Incendian la vivienda de Jomeini, el exlíder supremo de Irán
Los manifestantes lanzaron varios cócteles molotov contra la casa
No parece haber marcha atrás para los manifestantes iraníes. A pesar de la violenta reacción de la Guardia Revolucionaria contra las protestas, con más de 300 fallecidos, entre ellos decenas de niños; de las sentencias a muerte –por ahora cinco, que podrían convertirse en 20–; y de las condenas, algunas a más de veinte años de prisión, los iraníes mantienen el pulso a las autoridades y al Gobierno de Ali Jamenei. Casi a diario atacan los principales símbolos de la República Islámica. Primero fue el velo, con cientos de mujeres negándose a ponérselo. Después fue la retirada de los turbantes a los clérigos y ahora, quemar la casa del fundador de la República Islámica, Ruholá Joimeini.
Ayer, los iraníes buscaron un culpable de la situación que están viviendo y lo encontraron en el fallecido ayatolá Ruholá Jomeini. Según varios vídeos reportados por las agencias de noticias Reuters y France Press, la casa de Jomeini, en la provincia de Markazi, ardió en llamas después de que varios manifestantes lanzaran cócteles molotov a la casa donde nació el líder de la República Islámica en 1902. Los vídeos, que corrieron por las redes sociales, muestran a personas gritando y celebrando la hazaña cuando comienza a prender la casa y las llamas salen por las ventanas. Las dudas iniciales de si era o no la casa natal de Jomeini las resolvió la agencia Reuters cuando comprobó que los arcos y edificios distintivos que se veían en las imágenes correspondían con fotografías de archivo de la casa del clérigo chií.
La cuenta de Twitter, gestionada por activistas y opositores ‘1500Tasvir’ aseguraba que el incidente se produjo el jueves, pero no fue hasta ayer cuando se supo lo ocurrido, aunque desde los medios gubernamentales lo niegan. «Las imágenes son mentira», apuntó la agencia de noticias Tasnim, y agregó: «Las puertas de la casa del difunto fundador de la gran revolución están abiertas al público». Esta vivienda fue reconvertida en museo tras la muerte del líder supremo.
«Este acontecimiento representa un rechazo frontal al régimen islámico, al islam político y al clero en el poder», comenta para ABC Daniel Bashandeh, analista político y experto en Oriente Medio. «La quema de la casa es resultado de cómo están evolucionando las protestas. Durante estos dos meses, las manifestaciones han ido incrementándose en intensidad», apunta Bashandeh.
Incremento de las protestas
Desde que comenzaran las protestas, el pasado 16 de septiembre por la muerte de Masha Amini, una joven kurda que murió cuando estaba bajo custodia de la Policía de la Moral, por no llevar adecuadamente puesto el hiyab, los iraníes han seguido saliendo a la calle.
Según los datos de Naciones Unidas, unas 15.000 personas han sido detenidas por participar en las protestas. «Cuanto mayor es la represión por parte del régimen, más se reforzará la causa de los manifestantes. Y este tipo de ataque retransmitidos a través de redes sociales hacen que más gente se sume», apunta Bashandeh, para el que la brecha que se ha abierto entre los ciudadanos y el Gobierno es ya insalvable. Los iraníes están mostrando su hartazgo. Están hartos de que los clérigos restrinjan sus libertades y están frustrados por el estancamiento económico. Esto, sumado a la represión, ha hecho que hayan perdido la confianza en un sistema político que fundó Jomeini, al que ahora culpan de sus males».
Este clérigo musulmán chií regresó triunfal, tras 15 años de exilio, a su país de origen el 1 de febrero de 1979. Diez días más tarde, expulsaba al Sah Mohammad Reza Pahlevi del trono y fundó lo que hoy es la República Islámica de Irán. Jomeini, un imponente hombre de túnica negra y barba blanca y ferviente religioso, construyó un país a imagen y semejanza de su ideales, donde la ley islámica se convirtió en la guía y razón de ser de un país que quedó fuera del desarrollo económico y cambio social, en el cual, cualquier oposición contra el régimen era castigada. Una forma de gobernar un país que el actual líder supremo, Ali Jamenei, mantiene con mano dura.
Ahora, casi cuarenta años después de la fundación de la república islámica, los iraníes han dicho basta y están tirando uno a uno los cimientos de lo que Jomeini construyó, y hoy le ha tocado el turno a la casa donde nació.
El incendio de la casa «representa un rechazo frontal al régimen islámico, al islam político y al clero en el poder