Una selección que incomoda
Inglaterra desafía a las autoridades qatarís con sucesivos gestos reivindicativos desde su aterrizaje en el país
Pese a que el Gobierno no cesa en su esfuerzo por intentar transmitir la imagen de Qatar como un país abierto, tolerante y progresista, el blanqueo institucional no ha podido tapar los más de 6.000 de obreros muertos, en su mayoría extranjeros, durante la construcción de los estadios del Mundial 2022, y tampoco ha conseguido silenciar el debate permanente en torno al ataque a las de libertades que se sufre en este emirato, una de las naciones más ricas del mundo. Selecciones clasificadas para la Copa del Mundo, como Alemania, los Países Bajos o Dinamarca, se han lamentado amargamente a lo largo de los últimos meses por la elección por parte de la FIFA del escenario para la celebración de la gran fiesta del fútbol debido a las constantes violaciones de los derechos humanos que se producen en Qatar, aunque todas ellas lucharán a partir de mañana por intentar conquistar el título. Aficionados de esos países también protestaron, reclamando a sus federaciones un boicot que no tuvo eco. Un clamor en el desierto.
Hinchas alemanes, neerlandeses y daneses, al igual que los de otros muchos países, hicieron pancartas, tifos y camisetas de protesta contra el Mundial 2022, pero ninguna federación se atrevió a renunciar a Qatar. Aunque ninguna selección tomara la decisión más drástica, varios combinados nacionales sí están realizando pequeños gestos de ‘protesta’ desde que han puesto pie en el emirato. El combinado inglés se ha mostrado en este sentido como el más reivindicativo y beligerante, el invitado más incómodo para las autoridades qataríes.
Los de Gareth Southgate viajaron al golfo Pérsico en el ‘Rain Bow’, un avión de la compañía Virgin Athletic en el que figura la imagen de un hombre que levanta la bandera del Reino Unido y luce los colores con la bandera del arcoíris en los cordones de sus zapatos. Un guiño a la comunidad LGBTQ, perseguida en Qatar, pero no el único. Harry Kane, el capitán de la selección, portará un brazalete con los mismos colores en todos los partidos del Mundial.
Una iniciativa, denominada ‘One Love’ (un amor único), en la que los ingleses no están solos porque Alemania, Dinamarca, Gales, Bélgica y Suiza también la secundarán. «Si hubiera sanciones financieras, a título personal estoy listo a pagar las multas», ha anunciado Bernd Neuendorf, máximo dirigente de la federación alemana.
Queriendo apagar un fuego que se preveía inevitable, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha instado a las selecciones participantes en el Mundial a no «arrastrar al deporte a batallas políticas». «¡Por favor, centrémonos ahora en el fútbol» ha afirmado. Pese a ese llamamiento Mark Bullingham, presidente de la FA (Asociación Inglesa de Fútbol), confirmó en una entrevista concedida a ‘Sky’ que Inglaterra desobedecerá la petición de la FIFA. «No nos han respondido a nuestra petición de portar el brazalete. Es posible que seamos sancionados; si es así, pagaremos la sanción», señaló.
Partido con obreros
Pero Inglaterra sigue tensando la cuerda en Qatar, aunque sin generar escándalos. El último acto reivindicativo de su selección tuvo lugar el jueves en Al Wakra, localidad a 20 kilómetros de Doha. Junto al seleccionador Southgate, futbolistas como Harry Kane, Jude Bellingham, Bukayo Saka o Marcus Rashford, jugaron una pachanga con una veintena de trabajadores extranjeros del Mundial, los mayores damnificados de la barbarie ocurrida en la construcción de los estadios qataríes. Los jugadores lanzaron penaltis, rieron y se fotografiaron con los obreros en un gesto que la FA tildó de «acto de compromiso». La FIFA, a la que le viene bien sumar opiniones favorables a su deteriorada imagen, aprovechó la oportunidad e intervino en ese acto. Incluso regaló equipaciones a los obreros.