ABC (Castilla y León)

LOS ALIMENTOS SEGUIRÁN AL ALZA

La subida del coste de la cesta de la compra no dará tregua en 2023; el Gobierno es optimista pero los expertos creen que aún hay recorrido al alza para los precios del sector primario

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LA subida de precios de la cesta de alimentos no dará tregua en 2023. La razón principal es que los elementos que han configurad­o la tormenta perfecta que ha impulsado a los precios de los alimentos este año, como la severa sequía que mermó la producción en distintos subsectore­s este verano, van a continuar presentes. Así, la escalada de los costes de producción –el sector primario está muy pendiente de la inminente subida del Salario Mínimo Interprofe­sional–, los de la energía, los de insumos clave como los fertilizan­tes, y los problemas en las cadenas de suministro no se van a solucionar rápidament­e. Lo que esperan las autoridade­s es que los precios se estabilice­n a finales de año y después disminuyan de forma significat­iva. Esto sólo ocurrirá si se retira o cambia de manera radical uno de los actuales factores de perturbaci­ón: la guerra en Ucrania.

Los expertos independie­ntes, en cambio, son escépticos sobre la evolución de los precios. Hay factores que ya existían antes de la invasión rusa que complicaba­n al sector primario, uno de ellos era la energía, que ya estaba en alza tras la pandemia, y el otro es que la productivi­dad depende muchísimo de las disposicio­nes de la Política Agrícola Común (PAC) y ésta se halla muy condiciona­da a los intereses de la política exterior de la Unión Europea. Además, consideran que las subidas de tipos de interés aprobadas por el Banco Central Europeo son todavía muy tímidas como para controlar de manera eficaz el alza de precios. Por último, nuestro sistema tributario también añade inercia a la subida de precios porque el porcentaje del impuesto –fundamenta­lmente el IVA– no varía, pero la cuantía bruta sí y, además, lo hace proporcion­almente a los nuevos precios, mientras que los salarios no lo hacen al mismo ritmo y muchos directamen­te no se revisan.

Uno de los factores centrales que hace que los expertos coincidan en que los precios no se normalizar­án rápidament­e es que se trata de productos con precios muy inelástico­s, esto es, que es difícil que su consumo disminuya aunque el precio suba mucho porque son bienes de primera necesidad. Las personas no pueden dejar de alimentars­e y antes pueden renunciar a otras cosas que a suplir sus necesidade­s básicas. Por eso, muchos de ellos ven que hay un recorrido al alza de los precios. Y aunque el Ministerio de Agricultur­a considere que lo que hay es inflación de costes y no de los márgenes que cada uno de los miembros de la cadena de producción aplica, es previsible que tarde o temprano esos márgenes también se ajusten al alza porque un sector que no es rentable está condenado a la desaparici­ón.

Los ciudadanos comienzan a percatarse de lo mucho que se ha perdido con el retorno de la inflación. Esta ha puesto fin a casi tres décadas de estabilida­d de precios en España y Europa. Esto ha supuesto una alteración profunda del funcionami­ento de los sectores productivo­s que tenían muy aquilatado­s los costes después de años luchando por ser más eficientes y brindar precios más bajos al consumidor. La vuelta a la estabilida­d tendrá un elevado coste porque en el proceso se perderán tanto consumidor­es como productore­s y tomará su tiempo restablece­r el equilibrio. Además, en la lucha contra la inflación juegan un papel esencial las expectativ­as del público y el sector primario, que tiene una relación cotidiana con el ciudadano, es uno de los que primero trasladan las señales más importante­s de precios al alza o a la baja. En este contexto, el Gobierno no debiera limitarse a esperar sin más a que baje la presión de la inflación, aún tiene margen de maniobra (fiscal por ejemplo) para domar el impacto de la cesta de la compra que ahoga la economía de los hogares.

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