¿En el pie o la sien?
Licuar el delito de sedición o escamotear el de malversación no le han producido al Gobierno tanto desgaste como el patinazo del ‘sí es sí’
VA a resultar que aquella primera confesión de Pedro Sánchez, «imaginar a Podemos en el Gobierno me produce pesadillas», que tanta gracia nos hizo entonces, es quizá la única verdad que ha dicho en su zigzagueante carrera presidencial. Como un Houdini de la política, ha logrado escapar de cuantas mentiras, trampas y ardides la jalonan, incluidas todas las que le fallaron. Pero ésta del ‘sólo sí es sí’ tiene el aspecto de que va a ser un tiro, no en el pie, sino en la sien de su Gobierno, lo que significa en él mismo. ¿Tan desesperado está que dejó hacer a la titular de Igualdad (aunque permitir un ministerio tan esotérico como ése era ya un enorme riesgo) o fue una imposición de Pablo Iglesias como regalo a su cónyuge? Más bien creo que fue un exceso de confianza al ver que la oposición no arrancaba.
Licuar el delito de sedición no le había producido tanto desgaste como temía y escamotear el de malversación de fondos públicos, otra exigencia de Esquerra Republicana para sacar a sus últimos cómplices de la cárcel o el exilio, pudo dejarlo aparcado para mejor ocasión, con sus votos asegurados para los Presupuestos. Hay quien sugiere una celada a su socio principal: dejarle que se equivocara para tenerle cogido de la correa y supiera quién es el amo en esa coalición de gobierno. De ser así, la trampa le salió ‘demasiado’ bien porque la ministra Irene Montero presentó una reforma del delito de violación tan disparatada que en vez de defender a la mujeres agredidas permite a sus violadores juzgados y sentenciados pedir una reducción de la pena impuesta en los tribunales. Eso es lo que se pregunta todo el mundo menos la ministra, que tras rechazar las advertencias de los órganos consultivos de la actividad legislativa del Gobierno, atribuyó la rebaja de las primeras sentencias por delito sexual al ‘machismo’ de los jueces, cuando se han limitado a hacer lo que indica el Código Penal: en caso de conflicto de penas, se elegirá la más leve para el reo. Esto me recuerda la recomendación de Don Quijote a Sancho, nombrado gobernador de una ínsula: «Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea por el peso de la dádiva, sino por el de la misericordia». Aunque sacar este tipo de cita en la era Sánchez resulte no anacrónico sino futurista, pues lo que estamos viendo en ella es una falta absoluta no ya de principios sino de cultura.
La última muestra acaba de dárnosla el Centro de Investigaciones Sociológicas, dirigido por el inefable José Félix Tezanos, que acaba de anunciar la intención de voto en octubre: PSOE, 32,7 por ciento; PP, 27,2 por ciento. Puede competir con el Ministerio de Igualdad en equivocaciones, siendo, como recomienda Don Quijote, caritativo con ellos.