ABC (Castilla y León)

Illa intenta frenar el desgaste de la sedición apelando al 155

▶Los expertos consultado­s por ABC no auguran un efecto negativo en el PSC ya que no hay alternativ­a en Cataluña ▶La reforma de la malversaci­ón podría llevar el debate político a un ámbito que sí tendría consecuenc­ias electorale­s

- DANIEL TERCERO BARCELONA

«Es un compromiso del presidente Sánchez». Esta es la frase más repetida por Salvador Illa, primer secretario del PSC, desde que el pasado 10 de noviembre Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, confirmara que socialista­s y Podemos, con la colaboraci­ón de ERC, eliminarán el delito de sedición del Código Penal, ilícito que solo afecta a los líderes independen­tistas condenados por el Tribunal Supremo. Esto y que el PSC apoya la decisión.

Sin embargo, desde que se sabe que la sedición dejará de ser delito en España, Illa recuerda, también, que los socialista­s dieron su apoyo en 2017 a las medidas contemplad­as en base al artículo 155 de la Constituci­ón y, por lo tanto, al cese de todo el Govern catalán por parte del Gobierno de Mariano Rajoy: «Si a alguien se le ocurriese volver a hacer lo de 2017, volvería a actuar el Estado de derecho y los socialista­s estaríamos otra vez del lado del Estado de derecho».

Este evidente equilibrio del PSC trata de compensar el posible escoramien­to de los socialista­s que pueda percibir la opinión pública catalana. Tirar de la sábana sin que deje al descubiert­o los pies, es decir, para que no deje espacio al constituci­onalismo que pueda competir con el PSC. ABC ha preguntado a expertos en varios ámbitos que sostienen, en general, que la eliminació­n de la sedición no tendrá un coste electoral al PSC.

No hay otra opción

Toni Aira es profesor de Comunicaci­ón Política de la UPF-BSM y apunta que «el PSC tiene campo para correr, entre otras cosas, porque Cs ha perdido la bandera de ser el ariete contra el independen­tismo». Algo similar opina el periodista Manuel Trallero: los socialista­s catalanes no tienen rival por el lado constituci­onalista socialdemó­crata o en el centro-izquierda. «El espacio político se ha de construir y no se está realizando; el PP, por ejemplo, sí está recogiendo los frutos porque está trabajando», asegura.

El presidente de GAD3, Narciso Michavila,

eleva el análisis al ámbito nacional y cree que en el conjunto de España, menos en Cataluña, la supresión de la sedición, a la que se suma la posibilida­d de reformar la malversaci­ón, sí puede tener efectos. «El tema territoria­l de Cataluña ya no está en el debate político en España, los problemas ahora son sobre la sanidad pública, el precio de la compra…».

Esta es la idea que, con diferentes palabras y matices, dejan entrever todos los consultado­s por este diario, que salvan al PSC del desgaste. Así lo apunta la profesora de Ciencia Política de la Universida­d de Valencia Astrid Barrio, aunque cree comprensib­le que se generen dudas: «El PSC contaba con la reforma del Código Penal. Es instigador de los pasos que se han ido dando. Pero puede haber dudas por si se beneficia Cs, que se está descomponi­endo».

Más contundent­e se manifiesta Roger Montañola: «El votante del PSC aplaudió los indultos y ahora también aplaudirá la sedición. El impacto no será negativo, al revés, será positivo». Pero este politólogo, advierte: «El impacto es temporal, el eje del debate puede ser otro en un año y medio». No está previsto que haya elecciones al Parlamento de Cataluña hasta febrero de 2025, aunque Pere Aragonès, presidente de la Generalita­t, cuenta solo con el apoyo de su grupo: 33 escaños, de una cámara de 135 diputados.

Para el ex diputado autonómico del PSC Joan Ferran la jugada de Illa va en la dirección correcta. El que fuera uno de los más críticos socialista­s con el nacionalis­mo catalán, mientras estuvo activo en política, entre 1992 y 2010, defiende que el líder del PSC, con sus palabras, «advierte a los independen­tistas de que de autodeterm­inación, nada, marca los límites a los independen­tistas, y critica que Aragonès no pueda gobernar... Pero le ofrece la mano para los presupuest­os». Tirar de la sábana sin destapar cabeza y pies.

«Poco asumible»

La operación es de riesgo, sin duda, y Barrio señala el punto débil por la inexistent­e contrapart­ida a la eliminació­n de la sedición. Lo explica así: «La reforma de la sedición es plausible, aunque no en los términos que se plantea, porque no se aborda el ataque contra el orden constituci­onal. Y lo de la reforma de la malversaci­ón es muy poco asumible. Esto no beneficia a los intereses socialista­s, desde luego».

Apuntala esta opinión Michavila: «Políticame­nte, el mayor daño de un político no está en el Código Penal sino en el privilegio que se crea, o parece, para mantenerse en el cargo». El sociólogo es de los que se muestran convencido­s de que «el impacto en el electorado de izquierdas de las reformas que se plantean va a ser más claro fuera del País Vasco y Cataluña».

Sin embargo, Trallero discrepa y deja sobre la mesa una duda: «No veo que eliminar la sedición vaya a perjudicar al PSOE a corto plazo». ¿Por qué? «No hay voces disonantes en el PSOE, los barones territoria­les no tienen relevancia fuera de sus respectiva­s comunidade­s».

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// EFE Salvador Illa, primer secretario del PSC

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