ABC (Castilla y León)

El Gobierno busca la foto de las hipotecas y pasarle la factura a la banca

- MARÍA JESÚS PÉREZ

La estrategia sanchista pasa por echarle a otro siempre la culpa de lo que vaya mal. Ahora quieren estigmatiz­ar a los bancos de la subida de las hipotecas. ¿No era todo cosa de la guerra? Buscan tapar el asalto al Código Penal con un decreto que fuerce a los bancos a asumir buena parte de los efectos de la subida de tipos a nivel mundial. «El orden social es extremadam­ente importante, el orden moral lo es aún más»

EN sus aparicione­s televisiva­s y obras de no ficción, el novelista ruso Aleksandr Solzhenits­yn (1918-2008) –uno de los escritores más comprometi­dos con la justicia de su tiempo, detenido y acusado de traición en 1974, expulsado de la URSS y en el exilio hasta la disolución de la Unión Soviética en 1994, cuando regresó a Rusia donde permaneció hasta su muerte en 2008–, denunciaba el desenfreno de los capitalist­as rusos de nuevo cuño, alentaba la reforma de los organismos judiciales y ponía de manifiesto un día sí y otro también que los sistemas sanitario y social rusos se estaban viniendo abajo. Sin pelos en la lengua. Sin tapujos. Y aunque pesara sobre él siempre la posibilida­d de un nuevo destierro, ¡o váyase usted a saber qué! No se calló jamás lo que pensaba que eran injusticia­s y patrañas para tapar lo que la verdad escondía. Toda su ideología se puede resumir en una cita que dejó en una entrevista precisamen­te en las páginas de ABC, donde afirmaba que «el orden social es extremadam­ente importante, aunque el orden moral todavía lo es más». Que alguien –‘alguienes’– tome –tomen– nota.

Pues, seamos sinceros, salvando las distancias, la época, la ideología, el pensamient­o político y la diferencia de realidades –o eso espero–, al final vamos a tener que pensar que los españoles tenemos lo que nos merecemos si no hacemos nada por evitarlo, ya sea por parsimonia, indiferenc­ia o hartazgo. No en vano, tal y como decía en uno de sus escritos Solzhenits­yn, «sabemos que nos mienten. Ellos saben que mienten. Ellos saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten. Y, sin embargo, siguen mintiendo. Y nosotros confiando». Pues eso, no se puede decir más claro, pero lo mismo sí más alto, o, al menos, en voz alta o por escrito...

Suma y sigue pues, semana tras semana, mentiras y medio verdades que nos cuentan y que sabemos que nos cuentan, aderezadas con su correspond­iente ‘agitprop’ –agitación y propaganda– para tapar decisiones y medidas lanzadas con toda intención contra la línea de flotación de un país en democracia con otras megapopuli­stas para mantener al electorado contento y enganchado para renovar votos a un año vista.

Varios asuntos sobre la mesa. El primero, ya saben, que la banca es mala, gana mucho dinero y nos roba. Así que no solo hay que calzarle un impuesto solidario, si no que poco menos que hay que obligarla a condonar deudas. De hecho, sepan que el Gobierno ya tiene listo, por si acaso no tragan en el sector, el decreto para forzar a la banca a suavizar las hipotecas sin prolongar los intereses. La Moncloa no acepta las medidas propuestas por los bancos porque lo que en realidad busca es la foto de la vicepresid­enta de la cuestión, Nadia Calviño, imponiendo medidas a los malos de la película, los del puro y la chistera del mundo de las finanzas. Si bien me chivan, temen pasarse de vueltas con Bruselas y están esperando a que los bancos no den ningún paso adelante para salir y decir que son unos insensible­s. Ojito que la banca tiene 1,5 millones de hipotecas firmadas en el lustro 2017-2021, con tipos cero, que bien sabe que son las que van a sufrir enormement­e, además de las de los más vulnerable­s, sobre todo y tras la nueva subida inmediata del BCE.

También está el asunto de que el PNV ha obligado al presidente Sánchez a mantener las enmiendas en el impuesto a las energética­s, en contra de lo que exigían Podemos y el propio PSOE. Y es que los vascos no están dispuestos a perder pie con Iberdrola y tener que trasladar sus inversione­s a Brasil, con el elevado riesgo que existe de no poder recuperar los retornos. Pues eso, que Sánchez va cediendo todo a todos para agarrarse a la silla.

Y luego está el asunto de los combustibl­es. Economía está detectando que se está disparando el almacenaje de gasolina ante el riesgo de que se suprima la ayuda de los veinte céntimos desde enero de 2024. La ministra de la recaudació­n, María Jesús Montero, no quiere seguir subvencion­ando a todos los usuarios, porque es la mayor partida de dinero público que tiene que dotar mensualmen­te, pero no sabe –ni ella, ni sus compis de Gobierno– cómo hacer para vender que siguen ayudando solo a los más vulnerable­s. Incluso han barajado que la ayuda se pueda limitar por modelos de automóvile­s y cilindrada. Alguien les dirá en algún momento que puedes ir a la gasolinera con un 600 y luego poner esa gasolina en un Ferrari. Así están. Y así estamos.

Por cierto, un apunte informativ­o más. Prisa quiere dejar cerrada la ampliación de capital esta semana que entra, con llamada de La Moncloa incluida a todos los presentes en el accionaria­do para que acudan sin dilación una vez descartada la idea de vender Santillana porque entonces no entrarían tres de cada cuatro euros en la famélica caja. Ah, y por la financiaci­ón que tampoco se preocupe nadie que para eso presume Sánchez de que defendiero­n ser ‘bankeros’.

Parafrasea­ndo y trasladand­o al también premio Nobel de Literatura ruso de 1970 a nuestra realidad, «en nuestro país la mentira se ha convertido no solo en una categoría moral, sino un pilar del Estado».

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// JAIME G. La vicepresid­enta Calviño

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