El aumento de los recortes de emisiones tensa la recta final de la Cumbre del Clima
Un grupo de países presionan para que se reconozca la necesidad de mantener el planeta en 1,5 grados
La UE y EE.UU. parecen haber cedido para crear un fondo que compense los daños del clima en los países más vulnerables
Las negociaciones en la Cumbre del Clima de Egipto, la COP27, se enfrentaron ayer a sus horas más complicadas. Ya en la prórroga de unas conversaciones que deberían haber acabado el viernes, los delegados de casi 200 países batallaban por encontrar un acuerdo en los temas clave en la lucha contra el cambio climático. La necesidad de intentar mantener el planeta en 1,5 ºC, un umbral de temperatura a partir del cual se dispararían las olas de calor, las lluvias torrenciales o el aumento del nivel de mar, estuvo ayer a punto de dar al traste con las negociaciones. Mantener este objetivo al alcance requiere un rápido aumento en los recortes de emisiones.
«La decisión de la COP27 debe reflejar que mantenemos nuestro compromiso con el grado y medio», decía ayer por la tarde Tina Stege, enviada climática de las Islas Marshall, en representación de una coalición de unos 60 países, entre los que se encuentran la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido. Con un mundo que ya se sitúa a 1,15º de calentamiento sobre la era preindustrial, dejar la temperatura en 1,5º supone que las emisiones globales deben alcanzar su pico en 2025 y después caer rápidamente.
La forma de trabajar de la presidencia de la cumbre, en manos del ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, ha despertado ciertas reticencias. Tras toda una noche de negociaciones, ayer decidió redactar sus propias propuestas de acuerdo sin incluir los objetivos más ambiciosos para recortar emisiones. El descontento llevó por la mañana al negociador jefe europeo, Frans Timmermans, a amenazar con irse de la negociación y a asegurar que «es mejor que no haya decisión a tener una mala». «Todos los ministros están preparados para marcharse si no conseguimos un buen resultado», alertó.
«No debemos ser cómplices de una decisión en la que se acepte reducir la ambición, o que países con grandes emisiones no tengan por qué contribuir. Eso se entiende claramente», dijo también la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Poco después, el presidente de la COP27 rechazaba las críticas a la ambición del texto y aseguraba que una «amplia mayoría» de los países le habían asegurado que el último borrador era «equilibrado». «La cuestión ahora recae en la voluntad de las partes.
FRICCIONES Mantener los 1,5 ºC al alcance
Es un umbral de calentamiento clave, a partir del cual los impactos del cambio climático se multiplican. Los países más vulnerables, la UE o EE.UU. quieren que se reconozca que hay que hacer más esfuerzos para mantener esta meta al alcance. Y, según la ciencia, solo quedan ocho años para lograrlo.
El pico de emisiones debe ser en 2025
Es otra de las caras de mantener la temperatura en 1,5 ºC. Para lograrlo, sería necesario alcanzar el pico de emisiones de gases de efecto invernadero en 2025, algo que según la Agencia Internacional del la Energía es posible.
Reducir progresivamente los combustibles fósiles
Hoy el borrador del acuerdo llama a acabar progresivamente con el uso del carbón, que es el combustible fósil más contaminante. Sin embargo, muchos países pedían extender la declaración también al petróleo y al gas. Son las partes las que deben estar a la altura de las circunstancias y asumir la responsabilidad de encontrar las áreas de convergencia», decía.
Los últimos textos publicados incluían menciones a intentar mantener la temperatura global en 1,5 grados, aunque no con el énfasis que requerían los países más vulnerables, la UE o EE.UU. El texto tampoco reflejaba la necesidad de alcanzar el pico de emisiones globales en 2025. Y solo pedía que aquellos países que no hayan mejorado sus recortes de emisiones a que lo hagan en 2023, en vez de pedirlo a todas las partes.
El problema radica en que, para poder mantener al alcance el objetivo de 1,5 grados de calentamiento global, los países deberían hacer caer sus emisiones un 45% en los próximos ocho años, algo que sí recogen los planes de la UE, según defiende. Pero a nivel mundial, el planeta se dirige hacia los 2,5 grados de calentamiento. De ahí el énfasis en la actualización de los planes nacionales de recortes de emisiones. Pero en el apartado que debería fijar el programa de trabajo, el texto no recogía tampoco la propuesta europea para que se haga año a año y descartaba nuevos objetivos.
La Presidencia egipcia también ha mantenido el lenguaje de la declaración del año pasado respecto a los combustibles fósiles. Es decir, pide la reducción gradual del carbón, sin incluir el petróleo o el gas, como solicitaban países como India, la UE o los más vulnerables. También recogía la eliminación de los subsidios «ineficientes» a los combustibles fósiles.
Acuerdo para un fondo
Pese a todo, todavía había sitio para la esperanza y, al cierre de esta edición, parecía que aún podía haber un acuerdo global. De hecho, la cuestión de la financiación, en especial en una partida bautizada como ‘pérdidas y daños’, parecía salir adelante. Era una reclamación histórica de los países más vulnerables: quién paga la factura creciente de los estragos que ya está causando el cambio climático, y los que vendrán después. Hasta ahora, EE.UU. y la UE se mostraban reticentes.
«Hemos presionado mucho hasta el último minuto para obtener un fondo de pérdidas y daños en la COP27. Un resultado positivo está cerca. No perfecto ni óptimo, pero uno que aborde la demanda básica de las naciones en desarrollo», dijo Sherry Rehman, ministra de Medio Ambiente de Pakistán. Sin embargo, el diseño del fondo no está definido, ni tampoco las preferencias a la hora de destinar recursos. Lo previsible es que este tema vuelva a tratarse en la siguiente cumbre, donde podrían abordarse las vías de financiación y donantes.