ABC (Castilla y León)

A por el troncho

«Por algo Infantino era mano inocente en los torneos, forma parte de otra minoría maltratada... aunque ¿sigue siendo pelirrojo un calvo?»

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Primero fueron las mujeres, pero yo no era mujer; luego fueron los homosexual­es, pero yo no era homosexual; luego prohibiero­n el alcohol en los estadios y… ya no quedó nadie para hablar en nuestro nombre. En Qatar tampoco están protegidos los derechos de los ‘hooligans’ ingleses. ¿Qué es un Mundial sin sus sillas volando? En un discurso histórico, Kennedy dijo aquello de «yo también soy berlinés», pero Gianni Infantino, presidente de la FIFA, tiene bastante más trabajo: «Yo me siento qatarí, árabe, africano, gay, discapacit­ado, trabajador emigrante…». Infantino mostró el lado más empático de la FIFA: «Sé lo que se siente, de niño me acosaron por pelirrojo». Por algo Infantino era mano inocente de la UEFA en los torneos, forma parte de otra minoría maltratada... aunque ¿sigue siendo pelirrojo un calvo?

Esta sensibilid­ad humanitari­a no nos sorprende porque aquí tenemos a Rubiales, que justificó la Supercopa en Arabia por los «avances para la mujer». Ahí había que liberarlas, pero ¿qué sentido tiene este Mundial, un Mundial en noviembre? Es probable que se lo encontremo­s; al fin y al cabo, es un mes que estaba perdiendo contenido, que pedía a gritos una superliga, un gran evento. Los meses también compiten. Septiembre tiene a los ‘Earth, Wind & Fire’, diciembre la Navidad, pero ¿qué tiene noviembre? Los americanos lo empezaron a explotar con Halloween, el Black Friday… La FIFA ha visto el vacío y tiene el producto perfecto.

Algunos dirán que un Mundial no es suficiente, que a los jóvenes ya no les interesa, y en esto España se coloca a la vanguardia con un selecciona­dor-streamer, algo que tiene más importanci­a de la que parece. En todos los torneos, desde antes de Clemente, hubo un momento de tensión entre la prensa y el entrenador. Esto lo quiere desactivar Luis Enrique ‘puenteando’ a la canallesca y controland­o su imagen. De ‘hijo de Amunike’ pasa a ‘Luis Padrique’. Y consigue otra cosa, sella la relación de los futbolista­s con los streamers, youtubers, tiktokers… Los periodista­s no les gustan, pero con ellos se sienten cómodos. Les sale su forma de hablar, lo que jamás consiguió un periodista. Nada de ‘bloque bajo’, nada de ‘sí, bueno no’, aparece lo coloquial, el verdadero lenguaje del futbolista: «Si ganamos, traeré el troncho», dijo Luis Enrique, y troncho debe de ser lo que antes fue la copa Jules Rimet, el trofeo de oro macizo en que dos hombres sostienen un mundo-balón. Son los atlantes Blatter e Infantino poniendo el fútbol a la altura de todo lo demás.

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