Fin del adanismo digital
En FTX nunca se reunió el consejo y los gastos de trabajo se pasaban por chat y eran aprobados con emojis
«Yo, John J. Ray III, declaro bajo pena de perjurio lo siguiente: (…) Desde mi nombramiento (como representante de los acreeedores de FTX), he trabajado día y noche con equipos de profesionales ... y una empresa de ciberseguridad confidencial para proteger los activos de mis representados donde quiera que estén para identificar libros y registros confiables, reunir la información para dar a este tribunal, y para responder a los reguladores y autoridades».
«Tengo más de 40 años de experiencia legal y de reestructuración. He sido responsable de la reorganización concursal en varias de las mayores quiebras corporativas de la historia reciente. He supervisado casos con denuncias de actividad delictiva y malversación (Enron). He supervisado casos que involucraban estructuras financieras novedosas (Enron y Residential Capital) y recuperación y maximización de activos transfronterizos (Nortel y Overseas Shipholding). Casi todas las situaciones en las que he estado involucrado se han caracterizado por defectos de algún tipo en los controles internos, cumplimiento normativo, recursos humanos y sistemas de integridad».
«Nunca en mi carrera había visto una falla tan completa de los controles corporativos y una ausencia de información financiera fidedigna como la que aquí se produjo. Desde la integridad de los sistemas rota y la defectuosa supervisión regulatoria en el exterior, hasta la concentración de control en manos de un grupo muy pequeño de individuos inexpertos, poco preparados y potencialmente incapaces, esta situación no tiene precedentes».
El informe de John Ray III es escandaloso. Los empleados de FTX pasaban los gastos de trabajo por chat y eran aprobados mediante emojis. Una filial le concedió un préstamo personal de mil millones de dólares al fundador, San Bankman-Fried. Al jefe de Ingeniería se le dio otro de más de medio millón. La mayoría de las decisiones estratégicas se tomaban en un chat que se borraba al poco tiempo, por lo que no hay registros. El consejo de administración de esta empresa fundada en 2019 nunca se reunió. No tenían un sistema de manejo de caja. No había un registro de empleados. Los fondos corporativos se usaron para comprar inmuebles de uso personal.
Una de las malas prácticas de FTX era la de la propiedad cruzada de empresas. Eludían la legislación contra las inversiones cruzadas porque como estas no estaban basadas en capitales reales (dinero de curso legal), sino en artefactos informáticos (criptomonedas), no violaban las normas. Las leyes no están preparadas para empresas relacionadas mediante datos puros o activos digitales.
El fraude de FTX ha rasgado el velo que ha estado encubriendo los abusos de la economía de plataformas. El adanismo digital, la creencia de que por desenvolverse en el ciberespacio eran moralmente superiores a los demás, se ha ido al cubo de la basura.