De político desengañado a portavoz
Luis Argüello Secretario general saliente
Circula la foto de un mitin de Santiago Carrillo en la que detrás del dirigente del PCE, el rostro de un mozo sonriente recuerda a un joven Luis Argüello. «No soy yo, es un hijo de Carrillo, aunque yo sí que estaba entre el público», desvela el protagonista. Y es que el arzobispo de Valladolid tuvo una implicación política en la Transición. Antes de morir Franco fue delegado de la facultad de Derecho. Luego, fue asesor de Cultura cuando el PSOE ganó las primeras municipales en Valladolid, pero rompió su vinculación en 1983, al ser detenido por el propio PSOE en una manifestación contra la OTAN. Ese año entró en el seminario. Aquella experiencia, y la de profesor en Derecho, le han sido útiles estos años, tanto en la didáctica que ha desplegado con la prensa, como en las relaciones con el Gobierno. En este tiempo ha cerrado temas como las inmatriculaciones, aunque con una sucia jugada del Gobierno, que Argüello recriminó a Bolaños. De su mandato, valora mucho la organización interna que ha promovido en la Conferencia.