Cafés, tapas y raciones de compañía
Un estudio defiende social de los bares para evitar la soledad o aportar servicios y recoge que Castilla y León concentra casi la mitad de la población que vive en pueblos sin estos establecimientos
la dimensión
No es solo un café. Tampoco es por el pincho de tortilla para el almuerzo. Es mucho más. La partida de cartas o dominó que permite pasar unas horas acompañado, saber de la vida de los vecinos o poder charlar un rato. Algo que puede parecer sencillo en las ciudades o grandes municipios, pero que no lo sería tanto en los pequeños pueblos si no existiese un bar como centro de reunión y espacio en el que se sabe, a ciencia cierta, que te encontrarás con alguien para poder hablar, aunque sea, de la recurrente meteorología. Esa dimensión social de los bares es lo que resalta ahora la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España en un estudio en el que se determina que la reducción del tamaño de población de la zona «aumenta el uso de los bares y cafeterías como lugares de encuentro habitual y servicios de proximidad».
Es más, el documento asegura que tener uno o varios establecimientos de referencia se asocia a «mayor satisfacción vital, mayor confianza vecinal, contribuyen a la inclusión y cohesión social y evitan el aislamiento». Pero, además, el informe apunta a los bares como «los últimos reductos contra la despoblación». Y es Castilla y León, por sus propias características –tiene más de 2.000 municipios y es la que posee el mayor número de pueblos pequeños– la que concentra «casi la mitad» de los habitantes que vive en localidades sin bares. Un total de 70.441 personas –el 3 por ciento de la población castellano y leonesa– no tiene un establecimiento de este tipo cerca de su casa.
Por provincias, 35 de las 50 españolas tienen algún municipio sin bar. La Comunidad vuelve a estar a la cabeza. Destacan Burgos, Zamora y Salamanca, con más de 10.000 habitantes en pueblos sin una cafetería o restaurante. Mientras que Valladolid, Palencia y León tienen más de 5.000.
«Esto no quiere decir que Castilla y León sea la comunidad con menos bares», recalca el coordinador del trabajo, Gustavo González, sino que, por su modelo territorial, cuenta con más población sin ellos. Lo que tiene claro es que estos lugares son «servicios esenciales» para los vecinos y que las administraciones deben cuidarlos con dos tipos de apoyos: la fiscalidad y la agilidad administrativa para que puedan sobrevivir en las zonas rurales.