Adiós a Pablo Milanés, el más romántico de los trovadores
▶El cantautor cubano ha fallecido a los 79 años convertido en una voz crítica con el «fracasado» Gobierno de la isla ▶La Casa de América acogerá hoy la capilla ardiente del artista a partir de las 10.30 horas
Pablo Milanés, el más romántico de los trovadores, falleció ayer en Madrid a los 79 años. El cantautor de Bayamo se encontraba en nuestro país desde 2017 para recibir un tratamiento de cáncer «inexistente» en Cuba, el cual le exigió instalarse en la capital española, según informaba su agencia.
Cubano revolucionario, cubano crítico, Milanés fue fundador de la Nueva Trova, un movimiento musical nacido tras el advenimiento de la Revolución castrista que se enraizaba en la vieja trova del país con el aliño político de los nuevos tiempos en la perla del Caribe. Sus gafas de miope eterno nunca dejaron de ver con cariño su tierra de la que, pese a sus últimos y grandes recelos socialistas, jamás se alejó en sus afectos.
La Nueva Trova, la desilusión
La Nueva Trova fue una corriente musical encabezada por Silvio Rodríguez, Noel Nicola y el propio Milanés, que, a partir del año 68, logró hacerse un hueco dentro del competido mapa de la música de la isla. «Nos ganamos una posición y una manera de hacer las cosas al incorporar a nuestras canciones todo lo que nos tocó vivir como generación, política, histórica y culturalmente», dijo en una entrevista en ABC en 2005.
Sin embargo, lo que un día fue amor en amargor se volvió. Pablito Milanés, como se le conocía en su amada Cuba, llegó a ser miembro de la Asamblea Nacional, pero renegó de avanzar en el aparato comunista y complejizó su posición: «Por supuesto que mi visión política no es la misma hoy que en los sesenta. Entonces los análisis eran más sencillos, quizá más sentimentales. Fueron tiempos muy hermosos».
Y aunque Milanés se siguió considerando revolucionario, al menos durante largo tiempo, no era «un adicto» al régimen cubano. Y por esto y por lo otro, su relación con Rodríguez se empañó al punto de lanzarse pullas cruzadas por conflictos como el trato del régimen castrista a las Damas Blancas allá por 2011. En aquel entonces el autor de ‘Ojalá’ explicó que llevaban 20 años sin verse ni hablar por teléfono. «El Pablo que conozco tiene casi un cuarto de siglo de retraso», dijo.
Milanés comenzó su labor compositiva, primero con carismático peinado afro y luego sin peinado alguno, con ‘Tú, mi desengaño’, canción debut de 1963, que daría pistoletazo de salida a una carrera que le convertiría en un nombre tan propio como imprescindible de la música cantada en español de las últimas seis décadas, con más de 40 álbumes en el morral.
Recordemos también que en su extensa trayectoria ganó dos Grammy Latinos (2006) y una estatuilla a la Excelencia Musical (2015), y colaboró con numerosos gigantes a ambos lados del Atlántico, como Luis Eduardo Aute, Mercedes Sosa, Chico Buarque, Ana Belén, Chucho Valdés, Fito Páez, Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat.
Cinco esposas para cantar
Algunos de sus grandes éxitos fueron ‘El breve espacio en que no estás’, Ámame como soy’ o su gran clásico ‘Yolanda’, la canción con más reproducciones en Spotify del músico, más de 20 millones, en la que cantaba a su segunda esposa esos indelebles versos tan
El músico se instaló en Madrid en 2017 para recibir un tratamiento para el cáncer «inexistente» en su país
sentidos de «Te amo, te amo (eternamente te amo)».
Realmente, cantó canciones de amor a sus cinco amores, a sus cinco esposas. Con cada nuevo nombre amatorio en su vida, una canción compuesta o dedicada. Así, a Olga le cantó ‘Olga’; a Yolanda le escribió ‘Yolanda’, pero antes le dedicó ‘Yo no te pido’; a Zoe le dedicó dos: ‘Amor’ y ‘Comienzo y final de una verde mañana’; a Sandra, una que llamó ‘Sandra’; y a Nancy Pérez, como es gallega de Mazaricos (La Coruña), una llamada ‘El largo camino de Santiago’ y también ‘Regalo’ o, en su última gira de este mismo 2022, ‘Cuando tú no estás’.
Precisamente, Olga, la primera, fue la que tuvo que sufrir el encarcelamiento de su marido en las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) de Fidel Castro, adonde engañado fue creyendo que iba al servicio militar. Su desesperación allí se la trasladó en una carta a su mujer: «No lo soporto más, estoy a punto de cometer una locura». Finalmente, Milanés se fugó. Y contó que aquel sitio era «un campo de concentración estalinista. Pero a mí no me llevaron por homosexual, drogadicto o contrarrevolucionario, sino por mis opiniones respecto a la revolución que expresaba libremente donde me parecía». En 2015 declaró que todavía estaba esperando que el Gobierno cubano le pidiera perdón.
«Ya no hablo de política»
Por esto y por lo otro de nuevo, ya sea vivido u observado, en su devenir artístico Milanés fue optando ya totalmente por el ‘filin’, otro género cubano vinculado obviamente a la emoción y los sentimientos, y desertando poco a poco de la Revolución y la política, apostando por sonoridades que iban desde la tradición a la modernidad y que abarcaban el jazz, la rumba, el bolero o el son. «Hablar de política envenena cualquier conversación sobre arte. No hablo ya de política ni con los amigos», decía en 2019 a Clarín en un proceso de desideologización pública cerrado.
Que incumplió, claro. El año pasado, Milanés criticó duramente la represión y el hambre a los que está sometido el pueblo cubano por el «fracasado» Gobierno de la isla y se mostró confiado en que los jóvenes serán el «motor» de cambio en su país. «Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo», se lamentaba el trovador en su cuenta de Facebook.
Tras su hospitalización hace tres meses, Milanés canceló algunos conciertos previstos, entre los que estaba programado uno en Pamplona el pasado 13 de noviembre, así como en Ciudad de México o Santo Domingo.
(La Historia de la Música, nos dicen por pinganillo, ya le ha absuelto).