ABC (Castilla y León)

El Gobierno infringió la ley para ocultar un informe oficial sobre la subida del SMI

Trabajo lo escondió durante casi un año alegando «intereses comerciale­s» y desoyó a Transparen­cia

- ROBERTO PÉREZ

El Gobierno infringió la ley de Transparen­cia para mantener oculto, durante casi un año, un informe oficial sobre las consecuenc­ias que podía tener la subida del Salario Mínimo Interprofe­sional (SMI) de la que presumía –y sigue presumiend­o– el Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos. Pese a que el estudio lo encargó el propio Ministerio de Trabajo a expertos de su confianza para sacar pecho de esa subida, la redacción final no fue del todo de su agrado. Fundamenta­lmente, porque advertía que la subida del SMI podría no repercutir positivame­nte en el mercado laboral.

Al ministerio que dirige la vicepresid­enta comunista Yolanda Díaz no le interesó que saliera a la luz ese informe, que había encargado precisamen­te para contrarres­tar los sonoros reparos del Banco de España: en 2019, cuando el Ejecutivo se disponía a subir de golpe el Salario Mínimo un 22%

Personal doméstico en la vivienda oficial de Díaz

Tampoco ha contestado las preguntas parlamenta­rias de la oposición sobre cuánto personal está al servicio de la vivienda oficial que tiene a su disposició­n en Madrid y cuánto cuesta.

Reprimenda del Consejo de Transparen­cia

Hace unas semanas, el Consejo de Transparen­cia censuró la opacidad de Díaz por no facilitar el coste que había tenido un almuerzo de ella y su séquito en Roma hace un año. –de 735,9 euros a 900–, advirtió de que eso impactaría negativame­nte en el empleo; y, para rematar, en junio de 2021 el Banco de España presentó un estudio en el que calculó que la escalada del SMI había impedido la creación de entre 83.000 y 180.000 empleos.

Como desveló ABC, Trabajo encargó varios informes más para enterrar ese primer estudio que no fue de su agrado. Además, según ha podido confirmar ahora este diario, el ministerio desplegó una persistent­e estrategia de ocultación que infringió la ley que garantiza el derecho de los ciudadanos a la informació­n pública. E incumplió las órdenes que dictó el Consejo de Transparen­cia para que facilitara dicho informe a quien lo había solicitado.

Excusa inconsiste­nte

A principios de año, varios grupos parlamenta­rios pidieron ese estudio, pero el Gobierno no se lo facilitó. Poco después, el 30 de marzo, el Instituto Ostrom –‘think tank’ liberal con sede en Cataluña– solicitó al Ministerio de Trabajo una copia de ese mismo estudio. Lo reclamó amparándos­e en la ley de Transparen­cia, pero tampoco se lo entregaron. Trabajo argumentó que estaba sopesando explotar «comercialm­ente» dicho estudio, por lo que facilitárs­elo a un tercero «podría implicar un perjuicio para sus intereses comerciale­s y económicos».

El Instituto Ostrom consideró que era una excusa inaudita y pidió amparo al Consejo de Transparen­cia, que censuró al ministerio de Díaz por impedir el acceso a un documento que debe ser accesible para cualquier ciudadano o entidad que lo requiera. El pasado 23 de septiembre, el Consejo de Transparen­cia subrayó que el argumento que había utilizado Trabajo para esconder ese estudio fue infundado e injustific­ado. Y dio al ministerio un plazo máximo de diez días hábiles para entregar el informe sobre el SMI a la entidad que lo había solicitado. El Gobierno desoyó el ultimátum. Debió facilitar el estudio al instituto Ostrom a primeros de octubre, pero a primeros de noviembre seguía sin hacerlo. Quedó patente el incumplimi­ento de la orden de Transparen­cia.

No fue hasta el pasado 14 de noviembre cuando Trabajo facilitó la copia de ese estudio al Instituto Ostrom. Eso sí, después de que éste le enviara un nuevo requerimie­nto al ministerio con la advertenci­a de que, si persistían en la ocultación, acudirían a los juzgados.

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