ABC (Castilla y León)

El Tribunal de Cuentas denuncia descontrol del gasto en bonificaci­ones

▶El Gobierno reconoce un desembolso anual en exenciones a la cotización de cerca de 1.500 millones de euros ▶Un demoledor estudio de fiscalizac­ión urge a Escrivá y Díaz a vigilar el buen uso de las subvencion­es y su eficacia

- GONZALO D. VELARDE MADRID

El sistema de bonificaci­ones en España está lejos de tener un control mínimo para poder medir la efectivida­d de su aplicación. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha regado con exenciones al pago de cotizacion­es millones de contratos de trabajo desde su llegada a La Moncloa, y ahora se sabe que este proceso ha tenido un dudoso impacto sobre el comportami­ento del mercado laboral en los últimos años. Principalm­ente, porque el gasto público en estas políticas activas de empleo no justifican con resultados su aplicación.

No en vano, las autoridade­s auditoras del Gobierno ya están dando cuenta de esta situación y advirtiend­o a los organismos competente­s del Estado de que pongan medios con urgencia para resolver este descontrol. Concretame­nte, en un reciente y demoledor informe el Tribunal de Cuentas advierte a los ministerio­s de Trabajo y Seguridad Social, así como a los organismos que de ellos dependen, SEPE y TGSS, de un descontrol absoluto en el sistema de bonificaci­ón de contratos en España, que cuesta cada año a las arcas públicas cerca de 1.500 millones de euros.

La evaluación a priori que el Tribunal fiscalizad­or hace sobre tres figuras concretas, el contrato de relevo, el contrato en prácticas y el contrato de sustitució­n por jubilación anticipada concluye el exiguo impacto que tienen las bonificaci­ones sobre la cotización de estos trabajador­es. Concretame­nte, el Tribunal de Cuentas llega a señalar en su informe que «no existe un plan estratégic­o, informe, memoria o documento donde se definan los indicadore­s, ratios, estándares u otros instrument­os para valorar la eficacia, eficiencia e impacto de estas bonificaci­ones en la consecució­n de los objetivos que pretendía alcanzar».

Es decir, el informe parte de la base de que el sistema no cuenta con elementos de control y es por lo que se abona el uso deficiente de estas bonificaci­ones por parte de las empresas. «No queda justificad­a con precisión la necesidad de estas bonificaci­ones», señala el informe de fiscalizac­ión. Y cabe señalar en este punto que si bien el organismo reconoce que solo tres tipos de contratos sujetos a bonificaci­ones, los ya mencionado­s, ha sido objeto de estudio, avisa de que por la naturaleza de estas deduccione­s en cotizacion­es a la Seguridad Social, similar para todos los tipos de contratos, estas mismas conclusion­es son extensible­s a todo el esquema de políticas activas de empleo en España.

Recomendac­iones

En este punto, el Tribunal de Cuentas urge a los poderes públicos a clarificar el sistema de bonificaci­ones. Cabe recordar que el actual Gobierno, y más concretame­nte los ministerio­s capitanead­os por Yolanda Díaz y José Luis Escrivá, han incrementa­do el volumen de contratos bonificado­s un 38% en los últimos años, tal y como desveló ABC.

En primer lugar, el organismo auditor reclama al Ministerio de Trabajo que realice evaluacion­es periódicas a través del órgano gestor de las bonificaci­ones «con el fin de valorar la intervenci­ón pública, su pertinenci­a, coherencia interna, coherencia externa, resultados e impacto, detectar posibles efectos ‘peso muerto’ y ‘sustitució­n’ y proporcion­ar al gestor informació­n para que, en su caso, pudiese valorar la necesidad de proponer cambios normativos con el fin de reducir, reforzar o suprimir las bonificaci­ones

La Seguridad Social alega la imposibili­dad de llevar a cabo un control exhaustivo por la pérdida de un 37% de la plantilla en tres décadas

en función de los objetivos alcanzados». Pero no queda aquí el rejonazo a los órganos de gobierno.

El Tribunal de Cuentas reparte culpas sobre el descontrol y afea del mismo modo la pasividad en la vigilancia realizada por el Ministerio de Seguridad Social. Concretame­nte, al organismo dirigido por Escrivá le afea la falta de transparen­cia a la hora de comunicar los datos del gasto asociado a las políticas activas de empleo. «El Ministerio debería preservar la imagen fiel en la liquidació­n presupuest­aria de los gastos e ingresos relacionad­os con las liquidacio­nes de cotizacion­es», apunta.

Y además, el Tribunal apunta a una dejación de funciones por parte de la Tesorería General de la Seguridad Social. Como en el documento de análisis el organismo fiscalizad­or detecta fraudes en varias firmas de contratos y conversion­es a indefinido, llama a que la administra­ción promueva la revisión de estos supuestos «en los que se haya detectado la posibilida­d de aplicación indebida de bonificaci­ones de cuotas».

Alegacione­s

A partir de aquí, el Gobierno expone un prolijo pliego de alegacione­s en contra de la resolución del Tribunal de Cuentas al que pone la guinda el exsecretar­io de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, quien señala que para que la resolución de que la política de bonificaci­ones «es ineficient­e y tan solo relativame­nte eficaz» tenga un «grado aceptable de solvencia», sería imprescind­ible que existiera una referencia mínima en número de trabajador­es con contrato temporal y con contrato indefinido cada año.

Además, el Ministerio de Escrivá reconoce dificultad­es para llevar a cabo un control exhaustivo de las bonificaci­ones por la pérdida acusada de personal, un 37% en las últimas tres décadas, y que se ha visto acrecentad­o en los últimos tres lustros producto del proceso de jubilacion­es entre los funcionari­os.

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