Los escándalos de violencia sexual zarandean a la izquierda francesa
Adrien Quatennens, amigo íntimo y lugarteniente de Mélenchon, es el último señalado
Los escándalos de violencia sexual contra las mujeres han hundido a todos los partidos de las izquierdas francesas, extrema/populista, socialista, ecologista y comunista, en una histórica crisis. Han salpicado a La Francia Insumisa (LFI), primer partido de la izquierda, liderada por Jean-Luc Mélenchon, con 75 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. Céline Quatennens ha declarado ante un juez que fue víctima de las violencias físicas, sexuales y morales de su esposo, Adrien Quatennens, durante varios años. Agregando: «Toda la elite del partido lo sabía». Quatennens confesó haber abofeteado a su esposa «en varias ocasiones». Era el número dos de LFI, el amigo íntimo y protegido de Mélenchon, la segunda personalidad más célebre de la extrema izquierda populista. Sobre su partido ha caído la sospecha de encubrimiento de un «joven lobo» muy ambicioso.
Hasta hace unos días, el de Quatennens fue un «caso particular, individual». Acusando a toda la dirección del partido, la esposa víctima ilumina un campo de ruinas políticas. Mélenchon intentó ‘disculpar’ a su protegido y amigo íntimo. Clémentine Autain, figura eminente de la dirección de LFI, prefirió tender la mano a la víctima. Mélenchon deseaba que su protegido siguiera ocupando su escaño parlamentario. Autain y otros miembros de la cúpula del LFI, así como la dirección de otros partidos (PS, PCF, Europa Ecología Los Verdes), han pedido que Quatennens abandone el escaño y «responda ante la justicia». Las izquierdas, enfrentadas en canal ante un caso excepcional.
Turbulencias
LFI debe arrastrar las ‘cacerolas’ de otros escándalos de violencia física contra las mujeres. Taha Bouhafs, periodista militante, íntimo de Mélenchon,
se vio forzado a enterrar sus ambiciones políticas, perseguido judicialmente por varias mujeres. Sophie Tissier, militante de extrema izquierda, acusa de acoso sexual y moral a Eric Coquerel, miembro de la dirección de LFI y presidente de la Comisión de finanzas de la Asamblea Nacional, cuyo trabajo parlamentario y futuro político están amenazados por esas acusaciones.
El socialismo francés, por su parte, se convirtió en una fuerza minoritaria, muy dividida, víctima hoy de dos escándalos de violencia contra las mujeres. Varias asociaciones feministas han denunciado ante la justicia al alcalde socialista de Saint-Denis, Mathieu Hanotin, por «no asistencia a persona en peligro de muerte», madres en situación muy precaria. Por su parte, la diputada socialista Lamia El Aaraje, adjunta a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha sido acusada de acoso físico y sexual por una colaboradora. Se trata de un caso particular: disputa y denuncias entre lesbianas socialistas.
Las turbulencias también afectan a Europa Ecología Los Verdes (EELV). Julien Bayou, presidente del grupo parlamentario ecologista, ha sido acusado por Sandrine Rousseau, figura eminente del movimiento ecologista francés, de «comportamientos susceptibles de destruir la salud moral de las mujeres».
Tras las acusaciones de Rousseau, varias militantes denunciaron los comportamientos «machistas y violentos» del dirigente de EELV, abriendo una crisis de fondo entre las distintas familias enfrentadas en el mismo partido, víctima de otras divisiones, entre radicales (tentados por justificar el ecoterrorismo) y ecologistas más tradicionales.