El último Mundial
Alos que les guste el Mundial tal como está concebido han de procurar no perderse ningún partido porque son los últimos que en estas condiciones van a ver. La FIFA y la UEFA y sus tramas corruptas tienen sus días contados y cuando en primavera la Justicia europea dé la razón a Florentino y a la Superliga, las siniestras maquinarias se derrumbarán como la ley Bosman acabó para siempre con el concepto de extranjería en el fútbol. Este Mundial grotesco, invernal, celebrado en un país asesino, con Francia, Ceferin e Infantino como felpudos de Qatar y de su dinero islamista, será el colofón de tantos años de abuso e ignominia. Estamos ante el último cañoneo del galeón pirata. A partir de mayo los jugadores serán propiedad de sus clubes, que los cederán si quieren, cuando quieran y en las condiciones que estimen oportunas. A partir de mayo los clubes serán los únicos propietarios de sus derechos televisivos y libres de asociarse con los clubes que prefieran para crear sus propias competiciones, de las que serán igualmente propietarios, y de los beneficios que generen. A partir de mayo los monopolios y sus mafiosos operarios tendrán que ir a vivir a las dictaduras que les patrocinan si quieren insistir en su extorsión, en sus mentiras, en ese vicio tan feo de enriquecerse a costa del esfuerzo ajeno. Es el fin de una era y sería muy hermoso que por contraste la coronara la España de Luis Enrique, construida sobre el talento y la verdad, sobre la luminosa personalidad de un hombre herido y valiente, comprometido con su idea y sus jugadores.
Esta España es lo contrario de la FIFA y la UEFA, y aunque Luis Enrique será el próximo entrenador del Barcelona –esto antes de mayo– y con Florentino mutuamente se detestan, los dos representan una misma libertad contra la tiranía, una misma luz contra lo tenebroso, y el factor personal no les debería distraer tanto de lo sustancial y tendrían que aprender a quererse un poco más. Al técnico le contratará Laporta, pero Florentino le dará el marco para que su fútbol brille en la plenitud que merece. Luis Enrique entrenará al Barça pero Florentino recogerá los beneficios de un clásico que volverá a ser el mejor espectáculo del mundo.
Éste es el último Mundial y Sandro Rosell volverá a la cárcel, de la que jamás tendría que haber salido. Parecen dos cosas distintas pero son una y la misma.