Sánchez toma el mando de una nueva Internacional carente de grandes figuras
El socialista aspira a modernizar el organismo y recuperar al SPD de Scholz
Pedro Sánchez se coronó este fin de semana en Madrid como presidente de la Internacional Socialista. Un puesto al que llega sin competencia y con la ambición de modernizar la organización y devolverle el prestigio perdido. La Internacional Socialista es una organización con mucha historia, sí, pero también muchas hipotecas. La más evidente de ellas es que participan de ella multitud de partidos africanos y latinoamericanos, cuyos países distan mucho del modelo europeo en dos cuestiones clave: la profundidad democrática de sus sociedades y el papel de las mujeres en la misma. Sánchez lo lleva advirtiendo desde el viernes. Que si se le elegía era «con todas las consecuencias» y para hacer de esa organización una estructura paritaria como impera ya en Europa. Y es que hubo discursos ayer que alertaron de la presencia de delegaciones compuestas exclusivamente por hombres.
Aunque prometió no ser un líder «eurocéntrico», lo cierto es que tiene la tarea de recuperar vínculos con partidos europeos que hace años dieron la espalda a la organización. Singularmente el SPD alemán, precisamente por la presencia dentro de la organización de formaciones que distan mucho de los estándares democráticos europeos. También faltan los socialdemócratas nórdicos. Sánchez aspira a que vuelvan a una organización que agrupa a 132 partidos políticos socialdemócratas, socialistas y laboristas de todo el mundo. Ayer reclamó «unir a todos los partidos progresistas e internacionalistas».
Las tres ideas clave del proyecto que expuso fueron feminismo, ecologismo
y multilateralismo. Sánchez hará tándem con Benedicta Lasi como secretaria general. La elección de una mujer africana, es de Ghana, y tan joven, tiene 35 años, es uno de los mensajes de renovación que quiere mandar la organización. «Este debe de ser el polo ideológico en defensa de Naciones Unidas, del multilateralismo», dijo, a la vez que reivindicaba un modelo económico alternativo al «capitalismo devorador» de las últimas décadas: «Somos socialistas porque no aceptamos la dictadura del azar».
El presidente defiende otro modelo económico y ecológico frente a lo que llamó capitalismo devorador