«Putin nunca utilizaría armas nucleares, es un farol. Pero hay que mirar de reojo a Bielorrusia»
El autor de ‘Ucrania, la primera batalla de la tercera guerra mundial’ analiza las claves de un conflicto enquistado
En ‘Ucrania, la primera batalla de la tercera guerra mundial’ (Deusto), Yuri Felshtinsky (experto en la Inteligencia rusa) y su colega Mikhail Stanchev (asesor del Ministerio de Exteriores ucraniano) advierten sobre una de las principales consecuencias de la escalada entre los aliados occidentales y Rusia a raíz de la guerra en Ucrania: el resurgir de las amenazas nucleares. —Ustedes plantean que Ucrania es el preámbulo del nuevo gran conflicto internacional por venir. ¿No son delirios expansionistas de un fanático? —Lamentablemente no. Putin cuenta con un apoyo que es el resultado de muchos años de supresión de la prensa libre. La propaganda es increíble. Nunca había sucedido esto antes en toda la historia de la URSS –que no de Rusia–. —¿Estamos a tiempo de evitar esta
tercera guerra mundial?
—Tampoco. Si Putin fuera un dictador, todo sería más fácil. Los dictadores, tarde o temprano, son derrocados o mueren, pero Putin dirige el país como representante de la seguridad del Estado. Por eso su sistema de Gobierno es tan estable y no hay oposición. Cuenta con el apoyo de las personas que controlan Rusia. Sabemos quién tomó la decisión de invadir en 2014 y sabemos quién la tomó en 2022. Fueron cinco personas –Putin, Patrushev, Bortnikov, Shoigu y Guerásimov–: tres del FSB y dos militares que comenzaron a preparar todo esto en el año 2000.
—Si fracasa, ¿volverá a intentarlo o lo dejará estar?
—No creo que [Putin] se detenga a menos que se le detenga. Tampoco está dispuesto a aceptar la derrota. Hay quien todavía tiene la esperanza de que vaya a reconsiderar el asunto, pero no es capaz de parar. Se dará cuenta de que la guerra no va como él esperaba, pero ya está. Su estrategia está cambiando, pero sus objetivos siguen siendo los mismos. Y este es el factor más importante ahora que tiene armas nucleares.
—Los objetivos siguen siendo los mismos, pero el modelo de contienda ha cambiado radicalmente hacia una guerra
híbrida librada en suelo ajeno.
—Si puede usar grano, lo usará para crear una inmigración descontrolada de africanos hambrientos hacia Europa. Si necesita usar gas, lo usará para congelar a los alemanes este invierno. Para él, hay muchos modos distintos de librar esta guerra. En febrero, Putin tenía la intención de tomar Ucrania rápidamente para seguir con Moldavia y organizar una guerra similar. Pero, después de nueve meses, el resultado no es el que esperaba. Por cierto, la gente dice que Putin se equivocó y calculó mal, pero no fue el único que calculó mal.
—Se refiere a Occidente.
—Claro. Nadie creía que los ucranianos iban a aguantar y menos con éxito. Comenzaron a recibir ayuda solo después de lograr resistir a Rusia, cuando Europa
y EE.UU. se dieron cuenta de que había una posibilidad de que detuvieran la invasión. Ahora Putin se ha quedado sin Ejército y Ucrania está en una posición mejor: tienen experiencia y armas bajo la condición de que no las usen contra los territorios de Rusia y Bielorrusia. Se ha convertido en una guerra exclusivamente defensiva para Ucrania: son capaces de frenar el avance ruso, pero no son capaces de frenar la guerra. Occidente está tratando de detener esta guerra dentro de las fronteras ucranianas y es una táctica comprensible, pero a menos que permita a Ucrania conducir la guerra de la manera que consideren oportuna, nunca acabará. Cuanto más tiempo dure, más cerca estará Putin de eliminarnos a todos nosotros. Más aún teniendo en cuenta que va a iniciar una nueva etapa.
—Hablamos de armas nucleares. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar con la bomba atómica? ¿Es un farol?
—Todo comenzó con un farol: ofreció a Occidente la rendición o la capitulación al tiempo que le chantajeaba. Lukashenko llamó a Zelenski en nombre de Putin y le ofreció entregar Ucrania a Rusia a cambio de no iniciar la guerra. Pero el farol no funcionó, Zelenski se negó y Putin declaró la guerra. Probablemente nunca hubiéramos discutido la posibilidad de que un Estado europeo utilizara armas nucleares contra otro, pero nos acercamos cada vez más a esta idea.
—¿Es Putin un hombre que se arriesgaría a una guerra nuclear?
—Esto no va sobre Ucrania, esto va de la creación de un imperio ruso. No es que podamos darle Ucrania y se quede satisfecho. Vamos a seguir escuchando este ultimátum nuclear. Lo mejor será que intentemos acabar con esta guerra. Putin probablemente nunca utilizaría armas nucleares; es un farol. Pero debemos observar con cautela a Bielorrusia porque hay diferencia entre adquirir armas nucleares en territorio de la Federación Rusa y dispararlas desde Minsk, ya que la represalia sería contra Lukashenko. Y a Putin no le importa Bielorrusia. Este es el peligro al que nos enfrentamos.
—¿Está en juego un nuevo orden mundial?
—No creo que Rusia, tal y como existe ahora, sobreviva a esta guerra. Para convertirse en un estado europeo normal tuvo que dejar de pensar en sí misma como imperio. Putin fue capaz de tomar el control del país tan rápidamente porque es muy fácil vender a los ciudadanos la idea de que todos sus problemas existen a raíz de que Rusia dejara de ser un imperio en 1918 o 1991, y que hay naciones que tienen que ser parte del mismo como Ucrania, los estados bálticos o Finlandia. Esta situación cambiaría si Rusia fuera derrotada. Hasta ahora, perciben una derrota de Ucrania. El día que empiecen a entender que es al revés, cambiará todo. Tarde o temprano, Occidente se dará cuenta de que esta guerra no va a terminar si se desarrolla como defensiva porque Rusia enviará más y más tropas. Será ahí cuando empiecen a suministrar armas ofensivas. Esto es lo que realmente detendrá el conflicto.
Occidente «La gente dice que el presidente ruso se equivocó y calculó mal, pero no fue el único que lo hizo»