Tipos hipotecarios
Llevamos semanas a vueltas con los efectos de la subidas de los tipos de interés. Lo último ha sido el anuncio de la semana pasada del código de buenas prácticas que han acordado el Gobierno y la AEB y que han suscrito todos los bancos para paliar el impacto de las subidas de tipos en las personas más vulnerables.
Pero con independencia de la bondad de este tipo de iniciativas, lo que realmente importa mirando hacia delante es si las subidas previstas de tipos de interés van o no a tener grandes consecuencias en la economía. En el caso de la zona euro, los tipos van a subir pero tampoco tanto como para provocar que la economía descarrile. Y probablemente esta sea la clave. A diferencia de, por ejemplo, Estados Unidos, los tipos no se van a ir más allá del 2,5-3%. De hecho, hoy las hipotecas a tipo fijo a 30 años que están ofreciendo las principales entidades financieras en el mercado están algo por encima del 3%, nivel que está por encima del que han ofrecido en los últimos años y que ya refleja las subidas esperadas del tipo de referencia, pero que sigue siendo muy bajo comparado con los niveles históricos.
Tipos en torno al 3% no deberían desincentivar la compra de vivienda y mucho menos si como todo parece indicar la inflación termina estabilizándose por encima de esos niveles. De hecho, los tipos de interés reales negativos son como demuestra nuestra
historia económica reciente, gasolina para el ladrillo.
Además, en el caso de las hipotecas a tipo variable, más allá de los titulares grandilocuentes a los que somos tan aficionados, tampoco van a tener efectos similares este ciclo y desde luego nada comparable a lo que pasó tras la gran crisis financiera. Los niveles de endeudamiento de las personas son sensiblemente inferiores y –consecuentemente– los niveles de solvencia de los bancos no tienen nada que ver. En un entorno, como el que es previsible, en el que el empleo no sufra prácticamente nada, las tasas de ahorro se mantienen en máximos históricos y en el que los últimos años han ganado mucho las hipotecas a tipo fijo, las subidas de cuota hipotecaria no van a tener un gran impacto.
Probablemente el alarmismo es inevitable. Pero un análisis algo más sosegado descarta los escenarios apocalípticos a los que algunos son muy aficionados. Y desde luego lo que seguro podemos descartar es una crisis comparable a la que vivimos en España tras 2008. De hecho lo más seguro es que nosotros no volvamos a ver nada igual.