Entre «fascistas» y «criminales»
▶Nueva trifulca en las Cortes autonómicas durante el debate de reprobación de Gallardo solicitada por el PSOE y que fue rechazada por la mayoría PP-Vox
Reiteradas llamadas al orden del presidente de la Cámara, Carlos Pollán, retirada del uso de la palabra, expulsión del estrado, muchas voces y, en definitiva, bastante bronca durante el debate ayer en las Cortes de Castilla y León de la iniciativa socialista para reprobar al vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo por llamar «banda criminal» al PSOE en una sesión plenaria anterior. Fue la segunda vez en lo que va de legislatura (el parlamento se constituyó en marzo) que Gallardo se enfrenta a una petición similar. La primera, como la de ayer, fue rechazada por la mayoría absoluta del tándem PP-Vox. En esta segunda toda la oposición, salvo tres procuradores de Soria ¡Ya! que optaron por la abstención, decidió apoyarla.
Pollán (Vox) lo tuvo muy difícil para mantener el orden durante el debate y no pudo evitar que parte de los grupos le acusara de favorecer a su partido y alejarse de una posición institucional neutral. Lo cierto es que hasta en tres ocasiones (realmente fue alguna más) tuvo que llamar al orden al procurador de Unidas Podemos y portavoz nacional de la formación, Pablo Fernández, antes de retirarle la palabra y ordenarle que abandonase la tribuna de oradores. Éste había acusado a García-Gallardo de «procesar con fruición y deleitación la ideología fascista» y de tener «un discurso racista, machista, homófobo, xenófobo y clasista». Pollán le pidió que retirase la palabra «fascista» a lo que el dirigente de Unidas Podemos no solo se negó sino que, además, ratificó sus afirmaciones por considerar que «para mí el fascismo es una ideología política y para mí el señor García-Gallardo procesa y lleva a la práctica y a diario sus ideales». «Me puede llamar al orden todo lo que quiera; no voy a retirar lo que pienso», le espetó al presidente de las Cortes antes de abandonar el estrado, como este le ordenó.
«Silencio cómplice»
El propio vicepresidente de la Junta defendió personalmente la postura de su grupo que, evidentemente, era la de rechazar la reprobación. Y lo hizo para reiterar las palabras pronunciadas en el pleno de aquel 25 de octubre que dieron lugar a la censura de los socialistas en las que dijo que Pedro Sánchez estaba al frente de «una banda criminal». «Es la verdad de su pasado reciente y de su presente», reiteró ayer. A partir de ahí, denunció el
«silencio cómplice» de los socialistas de Castilla y León con «los actos de su jefe, el jefe de su banda», entre los que citó «los pactos con los filoterroristas y separatistas, los indultos de los golpistas o la reforma del código penal para desnaturalizar el delito de sedición y el de malversación. «Sin su silencio cómplice, el líder de su banda no estaría legitimado ni cometería los actos de traición a la patria», insistió el número dos del Gobierno autonómico.
Por último, aseguró que «todos vamos a pasar por el banquillo de la historia»,
lo que permitirá a los jóvenes «conocer la verdadera historia criminal del PSOE que pacta con filoterroristas y comunistas».
Previamente, la socialista Patricia Gómez había presentado la iniciativa de su grupo acusando a Vox de «defender la ideología franquista, la memoria de los genocidas y carecer de principios democráticos». «No deberían formar parte de ningún gobierno democrática», señaló Gómez y consideró al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, «cómplice con su sonrisa complaciente» de los actos de sus socios de Gobierno. También el procurador de Ciudadanos, Francisco Igea, fue llamado al orden después de que pidiera la palabra para decirle al presidente de las Cortes que su comportamiento era «vergonzoso» por no hacer «cumplir el reglamento de forma objetiva y neutral». Durante su intervención se había referido a García-Gallardo como «un triste personaje, un pobre hombre que no merece atención», al tiempo que advirtió de que «Mañueco está encantado porque a su lado le hace parecer moderado».