NO UTILIZAR LAS CARTAS BOMBA COMO ESPECTÁCULO
La campaña de envío de cartas con material explosivo a distintas instituciones y empresas, entre ellas la Presidencia del Gobierno, el Ministerio de Defensa o la Embajada de Estados Unidos, es grave y en absoluto debe ser trivializada. La investigación policial y judicial determinará si detrás hay solo algún perturbado o fanático, o si se trata de un movimiento organizado de reivindicación política. En cualquier caso tiene un componente terrorista, y eso es lo inquietante. La carta enviada a Pedro Sánchez se detectó hace una semana, y los envíos solo han trascendido cuando uno de ellos explotó anteayer en la Embajada de Ucrania, causando un herido leve. De momento nadie está utilizando esta amenaza como coartada para el victimismo, y conviene extremar la prudencia y la cautela para preservar la investigación. En eso ahora acierta el Gobierno porque es exactamente todo lo contrario de lo que hizo durante la campaña de las elecciones en Madrid, cuando ver a la ministra Reyes Maroto posando con la foto de una navaja ensangrentada que había recibido fue algo ridículo y grotesco. No es ocasión para más espectáculos políticos y partidistas, sino para averiguar qué está pasando realmente.