La misma calidad, mucho más cara
El año pasado, el Gobierno aprobó una ley que perseguía proteger el medio ambiente reduciendo la ‘fast fashion’. Todas las marcas, incluidas las ‘low cost’, debían aplicar medidas para asegurarse de que sus prendas tuvieran una segunda vida, encareciendo así su precio. Pero la realidad que se encuentran muchos consumidores es vergonzosa: diseños en la misma línea que el año anterior confeccionados con tejidos mínimamente más ricos. Por culpa de la inflación, cada vez somos más pobres. Personas que se veían obligadas a comprar en comercios ‘low cost’, ahora pagan más por un producto con una calidad igual de mala. Sinceramente, más que una ayuda al medio ambiente, creo que es una medida que favorece a grandes multinacionales, haciéndoles ganar mucho más dinero por llevar a cabo prácticamente la misma actividad que han hecho durante años.
ELENA MARÍN