El Banco de España no encuentra beneficios extra en las empresas
Aprecia una subida de la facturación pero con márgenes de ganancia inferiores a los de 2019
En medio de un clima social encendido por el bloqueo de los convenios colectivos y la resistencia de las empresas a trasladar la inflación a los salarios de los trabajadores, el debate en torno al destino de los beneficios empresariales se ha convertido en una cuestión principal. Tanto los sindicatos como una parte importante del Gobierno, encabezada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, llevan semanas denunciando un supuesto embalsamiento de ganancias en los balances de las empresas en perjuicio de los trabajadores y el Ejecutivo incluso se ha agarrado a esa presunta acumulación de beneficios extraordinarios para endosar dos nuevos impuestos a banca y energéticas.
En este contexto, el Banco de España presentó ayer los datos de la central de balances, una muestra que se realiza a partir de la información que proporcionan un millar de empresas de diferentes sectores y tamaños y que pasa por ser uno de los termómetros más fiables para conocer el estado de los balances de las empresas. Sus cifras desmienten que exista una acumulación generalizada de ganancias por parte de las empresas y revelan que sus márgenes de beneficio por las ventas de bienes y servicios que realizan están a día de hoy aún por debajo de los que tenían antes del Covid, en concreto en un porcentaje del 20%.
«En términos agregados las empresas no han llegado a trasladar todos los aumentos de sus costes de producción a sus precios de venta. Se ha producido una pérdida de renta por parte de los trabajadores, pero también por parte de las empresas», explicó ayer el director de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán.
El directivo del supervisor puso especial énfasis en este mensaje porque, como reconoció, algunas de las señalas que se desprenden de los datos publicados ayer pueden resultar engañosas. Los datos de la central de balances revelan, por ejemplo, que la facturación de las empresas entre enero y septiembre experimentó un incremento cercano al 50%, sin precedentes en los registros, que invita a pensar en un incremento similar de los beneficios empresariales.
Sin embargo, el crecimiento de los consumos intermedios, entendidos como los bienes y servicios que las empresas necesitan para producir, fue aún mayor, del 54,3%, lo que determinó que el valor añadido realmente generado por las empresas fuera algo más reducido: del 21,1%.
Sobre el papel es ese valor añadido bruto (VAB) el que determina la porción del rendimiento empresarial que puede repartirse entre trabajadores y empresa. Según las cifras de la central de balances, mientras los gastos de personal se incrementaron un 6,9% en lo que va de año (un 3,2% por la subida de los salarios y el resto por el incremento del empleo), el resultado económico bruto de las empresas lo hizo nada menos que un 40%.
«Pero ese resultado agregado es engañoso», advirtió una ve más Ángel
Gavilán. Resulta que esa brecha esconde una mayoría de empresas con beneficios brutos muy normales y un porcentaje reducido de sectores muy concretos que ha experimentado un incremento significativo de los mismos en 2022. ¿Banca y energéticas? No exactamente. Mas bien, comercio y hostelería y transporte, es decir, los sectores más castigados durante la pandemia y que este año han recuperado parte de la actividad perdida y que por eso presentan esas cifras tan llamativas.
Contra lo que se podría desprender del discurso gubernamental respecto a la existencia de empresas que se estarían forrando con la subida de los precios energéticos o la subida de tipos, lo que detecta el Banco de España es que las empresas que presentan más beneficios y más han ensanchado sus márgenes son las que salieron de la pandemia con una situación de mayor vulnerabilidad financiera. «Las que han mejorado sus márgenes lo han hecho para sobrevivir», explicó ayer Ángel Gavilán.
Incertidumbre por el futuro
Para el Banco de España la fotografía que ofrece la central de balances tiene mucho de positivo. Observa una fuerte recuperación de la facturación, una cierta recomposición de los márgenes empresariales y, en general, una mejora de la posición financiera de las empresas, aunque sus niveles de vulnerabilidad siguen por encima de los que había antes de la pandemia, lo que revela que hay cicatrices del ‘shock’ que aún no se han curado.
La entidad vislumbra, no obstante, alguna incertidumbre en el horizonte. La más evidente tiene que ver con el impacto de las subidas de los tipos de interés, cuyo impacto en los costes financieros de las empresas aún no se percibe en los balances, pero que se hará patente en los próximos meses.