Un cuento de navidad
‘LAPONIA’
Texto: Cristina Clemente y Marc Angelet. Dirección: Tamzin Townsend. Escenografía: Anna Tusell y Asier Sancho. Iluminación: José Manuel Guerra. Vestuario: Gabriela Salaverri. Intérpretes: Amparo Larrañaga, Iñaki Miramón, Mar Abascal y Juli Fàbregas. Teatro Maravillas, Madrid. ‘Laponia’ es una buena obra menor, una buena comedia. Hay enredo, discusiones, secretos que salen a la luz, dilemas culturales y morales, y sobre todo humor, golpes y golpes de humor para que el patio de butacas se pase un rato entretenido viendo cómo se disecciona el interior de la familia, la fuerza de las ilusiones, el peso de las mentiras y las distintas formas de educar a los hijos. Una mujer viaja desde España con su marido y su hijo para pasar la Navidad en Finlandia en casa de su hermana, casada con un finlandés con el que tiene una hija. Pero pronto todo se desajusta: lo que se prometía como un encuentro feliz en la noche más feliz del año se convierte de inmediato en un ajuste de cuentas.
Ágil en unos diálogos bien construidos, lo que empieza siendo un choque cultural se convierte en un choque personal, y en ese punto vemos saltar por los aires los cimientos de ambos matrimonios, los valores que enseñamos a nuestros niños, la validez o no de la tradición, la carga de esos secretos que nunca hemos sido capaces de confesar. ‘Laponia’ es capaz de aunar ligereza y buenas dosis de reflexión, banalidad y un fondo inquietante, ese que se pregunta si necesitamos la magia en nuestras vidas, la inocencia de creer que existe un Papá Noel bajando por nuestras cotidianas y rutinarias chimeneas.
Los personajes, perfectamente caracterizados, mueven a la risa tanto como a la conmiseración. En el fondo son tan débiles vitalmente que, cuando se aplica en ellos la lupa de la franqueza, se vuelven complicadamente humanos, como cualquiera de los espectadores. ‘Laponia’ es una obra de personajes sin caer en un psicologismo de salón, y es una obra donde sus autores, Cristina Clemente y Marc Angelet, llevan a cabo una escritura capaz de envolver a la sala en una sucesión de temas y de situaciones donde la naturalidad no está reñida ni con el costumbrismo ni con la exquisitez.
Una obra redonda, interpretada por cada actor y cada actriz sabiendo que este cuento de Navidad es tan cruento como cómico, tan verdadero como sencillamente persuasivo.