Así trabajan los detectives de las palabras para descubrir lo falso
Los falsificadores medievales sabían bien lo que hacían. «Jugamos con trabajos ciertamente bien hechos», señala Sonia Serna, paleógrafa de la Universidad de Burgos que detectó las anomalías del documento del Archivo Histórico de la Nobleza. No cometen errores como utilizar un tipo de escritura (visigótica, carolina o gótica) que no correspondiera con la época, pero a veces se les escapan formas de abreviar anacrónicas, o utilizan el corte de pluma al bies que no se usaba antes de la adopción de la letra gótica. Si usaron signos, rúbricas o sellos inadecuados en la validación del documento, o el uso de un pautado anómalo también levanta sospechas. Y desde el punto de vista histórico, que figuren exenciones o impuestos que no existían o firmantes que no vivían en esas fechas o no ostentaban dichos cargos.
PLEITOS Y FALSIFICACIONES
Portada del volumen que recoge el juicio contra los falsificadores del Voto de Santiago en la Granada del siglo XVIII y detalle del ‘Becerro mayor de Aguilar de Campoo’ que contiene el resultado del pleito con Sal Salvador de Oña por la posesión del monasterio de Santa Eugenia de Cordovilla, un asunto vinculado al Cid