Jack Ma, la vida secreta en Tokio del magnate de Alibaba
El fundador de este gigante del comercio electrónico, que cayó en desgracia por criticar la política financiera del régimen chino, lleva seis meses viviendo en la capital nipona con un perfil muy discreto
Con Jack Ma, el magnate chino fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba, pronto se va a poder hacer un álbum como los de «¿Dónde está Wally?». Al igual que el simpático dibujo con gafas, gorro de lana y jersey de rayas rojas y blancas que se esconde entre miles de personajes en sus libros de búsqueda, Ma puede aparecer en cualquier lugar, menos en su China natal. Allí ya desapareció casi tres meses a finales de 2020, cuando criticó la política financiera del régimen, y luego resurgió asegurando que los empresarios debían servir a la «prosperidad común» que pregona el presidente Xi Jinping.
Tras vérsele el año pasado en España y Países Bajos, y volver este verano también a Mallorca con su superyate Zen, se ha descubierto que ya no vive en China, sino en Japón. Según acaba de publicar en exclusiva el diario ‘Financial Times’, Ma lleva unos seis meses residiendo en Tokio, donde ha intentado pasar desapercibido manteniendo un perfil muy bajo y alejado de actos públicos.
A tenor del prestigioso rotativo británico, que cita a personas con conocimiento directo de su vida, el magnate se ha llevado a su chef personal y a su equipo de seguridad y su escasa actividad social se centra en varios clubes privados en el lujoso barrio de Ginza y en el distrito financiero de Marunouchi. El primero, muy discreto, es un punto de reunión habitual de millonarios chinos afincados en la capital nipona. Alejado de su frenética agenda de reuniones oficiales y conferencias, Ma pasa el tiempo visitando galerías de arte moderno y no solo se ha convertido en un ferviente coleccionista, sino que hasta se ha lanzado a pintar acuarelas. Con su familia, además, hace frecuentes visitas a balnearios con aguas termales y estaciones de esquí. Y, fuera de Japón, viaja de forma regular a Estados Unidos e Israel.
Tras «jubilarse» de la presidencia de Alibaba en 2019, al cumplir los 55 años, ya no promociona con tanto ahínco su fundación benéfica y su más reciente interés es la agricultura sostenible. Ese fue el supuesto motivo de sus últimos viajes a Europa, aunque luego se le fotografiara jugando al golf en Baleares.
Con independencia de la auténtica razón, el magnate ha puesto tierra de por medio con su país, sujeto a las restricciones del Covid cero y donde el régimen del Partido Comunista ha llevado a cabo una dura campaña contra sus gigantes tecnológicos. En el caso de Ma, que sigue siendo el sexto hombre más rico de China pese a que su fortuna ha menguado un tercio hasta los 22.000 millones de euros en solo dos años, la persecución ha sido clara.
Tras la salida de Alibaba a la Bolsa de Hong Kong en 2019, una de las mayores de la historia, recibió el año pasado una multa récord de 2.800 millones de euros. De igual modo, su brazo financiero y tecnológico, el Grupo Ant, vio suspendida en 2020 su oferta pública de acciones justo dos días antes de salir al parqué, donde iba a recaudar más de 30.000 millones de euros.
Desde su caída en desgracia, Jack Ma ha intentado pasar desapercibido y Alibaba ya no promociona a bombo y platillo su récord de ventas por internet durante el ‘Día del Soltero’. Todo con tal de no reaparecer en China con un jersey a rayas como el de Wally, pero no blancas y rojas, sino blancas y negras.
Perfil bajo El magnate se ha llevado a su chef personal y a su equipo de seguridad y se deja caer por clubes privados de lujo