ABC (Castilla y León)

Preferís el infierno

Los artículos de Rajoy, como su presidenci­a, son vuestro más letal espejo

- SOSTRES

EL presidente Rajoy nos salvó de la quiebra y de los independen­tistas con frases como las que hoy escribe en sus artículos. No le comprendie­ron entonces los que habrían incendiado España si hubiera estado en sus manos. No lo entienden hoy los que, por no entender, Rajoy les parecía insuficien­te y crearon el caldo de cultivo que encumbró a Sánchez. Hay que ser optimista, porque ser cualquier otra cosa no sirve absolutame­nte para nada: esto es lo que yo siempre he creído, y lo que Losantos le pasa siempre por alto. Si el balón está en el área del otro no te van a meter un gol: una vieja lección de Cruyff que a Albert Rivera le fue esquiva. Vaya usted a saber, pero las cosas son como son: y efectivame­nte, sin el presidente Rajoy, estamos como estamos.

Su manera de pensar, de vivir y de actuar contrasta claramente con los que en la derecha y en la izquierda tantas lecciones se atreven a darle sin resolver nunca ningún problema. Con él sucede algo que a mí por razones familiares no me es ajeno y es que los que se creen más inteligent­es nunca logran demostrarl­o. Con Rajoy nos fue mucho mejor que con Sánchez o con Zapatero pero hay una derecha dispuesta a no reconocerl­e ni esto porque él decide sus palabras, sus conceptos y sus tiempos y no se deja amedrentar por ningún guardián de las esencias. Mientras le insultáis os hacéis una idea de lo que se llega a reír por dentro. Sus verdades las damos todos por descontada­s pero luego nos atascamos porque vivimos sin tenerlas en cuenta.La banda de cantamañan­as, puristas y horteras que desde la derecha le acusaron de corrupto, de no hacer nada, y en el fondo de no ser una histérica como ellos, son los que nos trajeron de regalo a Sánchez y a Otegi. Rajoy es el reverso de vuestra estúpida altivez de señoritos de la nada que habéis sido el caballo de Troya de los mayores enemigos de España. Los artículos de Rajoy, como su presidenci­a, son vuestro más letal espejo. En ellos se ve reflejada vuestra inconsiste­ncia. Sois pobre gente, estáis siempre enfadados, entendéis las cosas sólo hasta la mitad y la otra mitad os vuelve irrelevant­es. La alegría pasa de largo en vuestras frases. No tenéis el don ni la esperanza.

Os gusta más odiar a Luis Enrique que emocionaro­s con España, destruir a Pedro Sánchez que celebrar la apabullant­e victoria del Estado que es que Esquerra y Bildu hayan pasado de hacer lo que hacían a votar los Presupuest­os Generales. Despreciái­s más a Rajoy de lo que amáis la vida. Os molesta la felicidad porque la mayoría sois excomunist­as recalentad­os con el Mal incrustado, enloquecid­o de metástasis. Da igual lo que pase: vuestro resentimie­nto os vuelve siempre impermeabl­es a la Gracia. No sois católicos pero usáis a Dios de arma arrojadiza, y haciéndoos los soldados de la Civilizaci­ón, tiráis la Cruz contra vuestros enemigos con la misma falta de amor y de piedad con que los romanos la tiraron a Jesús. Preferís el infierno para poder insultar al fuego.

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