ABC (Castilla y León)

De la decadencia de las democracia­s al ocaso de los autócratas

▶Tras años dándole vueltas al declive de las democracia­s liberales, los últimos diez meses desde la invasión de Ucrania han sido catastrófi­cos para el eje autoritari­o de Irán, China y Rusia

- PEDRO RODRÍGUEZ

Durante quizá demasiado tiempo, Occidente se ha entregado a un intenso ejercicio de conmiserac­ión sobre el declive de las democracia­s liberales. Demasiada polarizaci­ón, un superávit de contradicc­iones, peligrosas carencias de liderazgo, el envite del nacional-populismo y una sobredosis de banalidad han inspirado toda clase de dudas sobre la viabilidad del sistema político más respetuoso con las libertadas públicas, los derechos fundamenta­les y la dignidad básica del ser humano.

Por supuesto, toda esta pena, penita, pena sobre el inexorable declive democrátic­o ha sido coreada por regímenes autoritari­os empeñados en presentars­e como el camino hacia un futuro mejor. Los autócratas, con independen­cia de la excusa que utilicen para abusar de sus pueblos, siempre han tenido cierta habilidad a la hora de presentar los fracasos de Estados Unidos y sus aliados como prueba irrefutabl­e del agotamient­o del modelo democrátic­o y sus valores.

A lo largo de este complicado 2022 se han sucedido las buenas noticias que desmienten las premonicio­nes sobre la decadencia de las democracia­s occidental­es. Por ejemplo, Emmanuel Macron se ha convertido en el primer presidente de Francia reelegido desde 2002, con el mérito de haber desacredit­ado a Marine Le Pen, lo que representa toda una proeza en tiempos de furia radicaliza­da para un centrista liberal que cita a Molière y que además trabajó para la banca Rothschild.

Janan Ganesh en el ‘Financial Times’ explica cómo el Reino Unido arrancó 2022 con Boris Johnson como primer ministro y lo termina con Rishi

Sunak, lo que supone una sustancial mejora cuando menos en términos morales, incluido el efímero desastre de Liz Truss. Y añade que ha sido el año de la muerte del Brexit como proyecto inspirador. La OTAN se amplía, con la adhesión de Suecia y Finlandia, y se profundiza, con el aumento del presupuest­o de defensa por parte de Alemania. Un esfuerzo económico secundado por otros socios atlánticos. Y en Estados Unidos, los votantes en las elecciones de medio mandato castigaron a los candidatos que llevaban el sello de Donald Trump, complicand­o una segunda vida política para un expresiden­te tan sospechosa­mente agradecido al Kremlin.

Este ‘annus horribilis’ de los autócratas ha quedado heroicamen­te retratado en el Mundial sin escrúpulos de Qatar

Los ayatolás

Este ‘annus horribilis’ de los autócratas ha quedado heroicamen­te retratado en el mundial sin escrúpulos de Qatar. La imagen de la selección nacional de Irán negándose a cantar el himno nacional por la forma en que el régimen de Teherán abusa de las mujeres ha sido toda una lección en esa corrupta apoteosis futbolísti­ca. Los iraníes vienen protestand­o des

Aproximada­mente cada diez años se producen grandes protestas en Irán, pero cada vez son más furiosas

de septiembre por la muerte en prisión de Mahsa Amini, una joven de 22 años que fue detenida por la Policía de la Moral por el delito de no cubrir hasta el último mechón de su cabello. A diferencia de anteriores movimiento­s de protesta en Irán, el impulso de este levantamie­nto no parece disminuir.

No es la primera vez que el régimen de los ayatolás se enfrenta a un estallido popular. Aproximada­mente cada diez años se producen grandes protestas en Irán, pero cada vez son más furiosas. La contestaci­ón generada por el caso Amini no es comparable con las anteriores. Los manifestan­tes ya no exigen mayores dádivas o una reforma política dentro del sistema, sino el derrocamie­nto de la teocracia. La indignació­n ha durado más que antes y se ha extendido más allá de la clase media y a diferentes sectas religiosas y etnias.

A pesar de los cientos de muertos y las más de 15.000 detencione­s, las fuerzas represoras de Jamenei no han conseguido sofocar la revuelta. «Ya no somos un movimiento», como decía un manifestan­te en una universida­d de Teherán. «Somos una revolución que está dando a luz a una nación».

Xi Jinping

A este ‘annus horribilis’ se ha sumado la República Popular de China con las protestas sin precedente­s que durante las últimas tres semanas se han extendido por todas sus grandes ciudades. El fallido intento de prolongar un tercer año las duras normas contra la pandemia originada en China ha roto el pacto planteado por el régimen comunista de monopolio político por prosperida­d económica.

En lugar de escuchar gritos para que dimita, Xi Jinping debería estar disfrutand­o de la apoteosis de un tercer mandato sin precedente­s. Este asombroso cuestionam­iento público y su posterior rectificac­ión ha impulsado dudas sobre si el régimen comunista de Pekín ha alcanzado la cima de su poder. La contestaci­ón popular, el problema demográfic­o creado por la política de ‘hijo único’, la ralentizac­ión de la economía y la gran deuda financiera acumulada hacen pensar que la alternativ­a de una China más socialista y autoritari­a no es tan prometedor­a como pensaban sus líderes.

Putin y Ucrania

Con diferencia, el peor –y más peligroso– descrédito correspond­e a Vladímir Putin. La invasión iniciada el 24 de febrero aspiraba a conquistar Ucrania en una guerra relámpago, privarla de su soberanía, eliminar toda oposición, borrar su identidad nacional y convertirl­a en un Estado fallido. Tras meses de resistenci­a respaldada por Occidente, la identidad nacional de Ucrania es más fuerte que nunca y Rusia corre el riesgo de convertirs­e en el país que termine esta ilegal guerra de agresión como un Estado fallido.

En el inicio de la ofensiva de Putin, se suponía que Rusia como formidable actor militar templado en la guerra de Siria impondría su voluntad sobre Ucrania a la velocidad del rayo. Hasta los propios servicios de Inteligenc­ia occidental­es pensaban que el Gobierno de Zelenski sería decapitado, metafórica y literalmen­te, en 48 horas. Sin embargo, la realidad complicada por la corrupción ha terminado por imponerse desde un primer momento. Retirada tras retirada, las fuerzas de Moscú han demostrado públicamen­te su falta de pericia para operacione­s combinadas, una pésima logística, carencias de medios navales y aéreos, y gravísimas limitacion­es en observació­n e inteligenc­ia, por no hablar de la baja moral entre sus filas.

La trascenden­cia de esta chapuza trasciende más allá del campo de batalla. La nueva reputación de Putin como incapaz contrasta con la narrativa sobre la eficiencia de los autócratas. A sus admiradore­s occidental­es les cuesta cada vez más satisfacer su obsesión con el genialísim­o hombre fuerte que no pierde el tiempo con procedimie­ntos, papeleos o el Estado de derecho.

El balance de estos diez meses de guerra es catastrófi­co para Ucrania pero también para el ‘ruscismo’, la declinació­n fascista impulsada por Putin en los últimos años. Rusia se enfrenta a toda clase de frentes abiertos: fronteras descontrol­adas, mercenario­s que actúan por su cuenta, una población que huye, decadencia moral y la posibilida­d de un conflicto civil. Y aunque la confianza en la capacidad de Ucrania para resistir el terror de Putin se ha multiplica­do conforme ha sido repelida la invasión, hay una creciente preocupaci­ón por la capacidad de la propia Rusia de Putin para sobrevivir a esta guerra.

Todo este pulso entre democracia­s liberales y autocracia­s no se limita a quién gana o quien pierde en el dilema entre intereses y valores. En realidad, la trascenden­cia de este pulso radica en la mayoría de los países que se mueven entre ambos modelos: ese ‘sur global’ que se extiende por Asia, África y América Latina y que no respalda la resistenci­a de Ucrania porque piensa que es un problema de ricos. La clave está en esa extensa zona gris donde las autocracia­s aupadas por la pandemia empiezan a resultar cada vez menos atractivas.

En lugar de escuchar gritos para que dimita, Xi Jinping debería estar disfrutand­o de la apoteosis de un tercer mandato sin precedente­s

La nueva reputación de Putin como incapaz contrasta con la narrativa sobre la eficiencia de los autócratas

 ?? ??
 ?? ?? Xi Jinping, presidente de China
Xi Jinping, el líder más autoritari­o desde Mao, ha cambiado la dictadura colectiva del régimen comunista para perpetuars­e en el poder. Desde 2013 ha gobernado con mano de hierro sin oposición, pero la extensión de las restriccio­nes por el Covid ha provocado unas protestas sin precedente­s en el país.
Xi Jinping, presidente de China Xi Jinping, el líder más autoritari­o desde Mao, ha cambiado la dictadura colectiva del régimen comunista para perpetuars­e en el poder. Desde 2013 ha gobernado con mano de hierro sin oposición, pero la extensión de las restriccio­nes por el Covid ha provocado unas protestas sin precedente­s en el país.
 ?? ?? Alí Jamenei, líder supremo de Irán Sucesor del ayatolá Jomeini, líder de la Revolución Islámica de 1979, que derrocó al último Sah de Persia, Jamenei aboga por una respuesta dura e intransige­nte ante las actuales protestas de mujeres y niñas en Irán
Alí Jamenei, líder supremo de Irán Sucesor del ayatolá Jomeini, líder de la Revolución Islámica de 1979, que derrocó al último Sah de Persia, Jamenei aboga por una respuesta dura e intransige­nte ante las actuales protestas de mujeres y niñas en Irán
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain