Putin de Arabia
¿Por qué Riad se ha convertido en uno de los mejores aliados del Kremlin?
Europa, Estados Unidos y sus aliados han empezado a aplicar dos de las medidas más contundentes contra Rusia para reducir los ingresos procedentes del petróleo que financian sus casi diez meses de agresión contra Ucrania. La primera es una iniciativa que limita el precio a 60 dólares el barril para aumentar la presión sobre el Kremlin y evitar al mismo tiempo una crisis mundial del petróleo. La segunda es un embargo en virtud del cual las naciones europeas ya no podrán comprar la mayor parte del crudo ruso.
Entre advertencias sobre el colapso del viejo orden petrolero, la energía hace tiempo que se ha convertido en un campo de batalla más. Moscú lleva meses utilizando como medida de presión sus suministros de gas natural a Europa y ahora se empeña en destruir la red eléctrica de Ucrania. En esta batalla colateral, los países consumidores se han convertido en competidores en la carrera por asegurarse el escaso suministro
La idea de que los países no dispuestos a doblegarse a Moscú fijen el precio al que Rusia comercializa su crudo es mucho más que una represalia contra un petroestado que produce más del 10% del petróleo mundial y que comparte con Arabia Saudí el liderazgo del cártel expandido de la OPEC. En este sentido, la creciente complicidad de Moscú y Riad durante estos diez meses de guerra debilita todavía más las tradicionales cadenas de suministro de petróleo.
Mientras Rusia concentraba tropas en su frontera con Ucrania, la Kingdom Holding Company de Arabia Saudí invirtió discretamente más de 600 millones de dólares en las tres principales empresas energéticas rusas. Después, durante el verano, los saudíes han duplicado el fueloil comprado a Rusia para sus centrales eléctricas, liberando así su propio crudo para la exportación. Y finalmente, Rusia y Arabia Saudí han logrado que la OPEC reduzca sus objetivos de producción, en un esfuerzo por apuntalar los disparados precios. Sin llegar a una alianza política absoluta, estas dos autocracias enfrentadas durante la Guerra Fría han conseguido entenderse a la perfección para beneficio mutuo.