ABC (Castilla y León)

España pasa el examen del diván

▶A cuartos o a casa. La selección se la juega tras una «reflexión profunda» por las dudas que abrió Japón. Luis Enrique se pone tenso. Marruecos llega crecida

- JAVIER ASPRÓN ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Son los octavos de final, un duelo a cara o cruz que te manda a casa o te mete en la pomada por el título. Se quiera o no, los nervios tienen que escapar por algún sitio, y Luis Enrique los soltó aprovechan­do su visita a una atestada sala de prensa, donde en la previa del duelo ante Marruecos ofreció su versión más beligerant­e de lo que lleva de Mundial. Con semblante incómodo y mordaz, el técnico calificó de «surrealist­as» y «topicazos» algunas de las preguntas relacionad­as con el desempeño de la selección hasta ahora, en especial durante la derrota ante Japón. Y acusó a la prensa de estar desinforma­dos y de centrarse «solo en lo negativo». «Tuvimos diez minutos malos, sí. Diez de 270», se quejó.

Fue una versión del técnico que hasta ahora no se había visto en el Mundial y que denota la importanci­a de lo que se viene. Una derrota hoy en el Education City y en España se hablará de fracaso. Nadie duda que con razón. Solo en ese contexto se entiende el cambio de actitud de un selecciona­dor que puso un «notable alto» a su equipo en la primera fase y que aseguró que le preocupa «cero» el resultado. «Si haces más méritos que el rival normalment­e ganas». Y en apariencia esa es la clave, saber si España será mejor que Marruecos y si sus fallos, que según Luis Enrique los seguirá habiendo, le valen para sellar la clasificac­ión a cuartos. Si se verá a la selección del debut arrollador ante Costa

Rica o la que colapsó ante Japón. Tal vez la culpa de todos estos interrogan­tes la tengan el orden de esos partidos. Si al encuentro ante Marruecos se hubiera llegado a la inversa, con una goleada reciente, quizás todo fuera distinto.

Se pone un notable alto

La clasificac­ión, aunque fuera como segundos de grupo, ha diluido estos días previos la sensación de fiasco que dejó el cierre de la fase de grupos. Una derrota que tampoco provocó un drama en los jugadores, más allá del susto que sí admitieron haberse llevado al estar eliminados durante tres minutos. Hoy aseguran entre ellos que el grupo sigue unido y la confianza, intacta. Aunque sí han hecho una «reflexión profunda» para aprender de los errores y evitar cometerlos de nuevo.

Poco se habló ayer del posible once que pueda sacar Luis Enrique, como siempre una incógnita. Pero sí bastante del estilo de juego, con una idea central que el selecciona­dor se empeñó en reforzar: «No vamos a cambiar la idea». Eso incluye asumir los riesgos defensivos que han complicado la existencia de la selección en los últimos tiempos. «El jugador elige, si tiene que pegar un pelotazo, pues lo pega. Cualquier cosa está permitida, pero yo compro el ‘pack’ completo. No me vale que nos metan un gol y se diga, por qué no se ha pegado un pelotazo. Nosotros vamos a jugar igual, no vamos a cambiar. Más allá del resultado, a mí lo que me obsesiona es que el equipo lleve adelante mi idea. Es innegociab­le, para lo bueno y también para lo malo».

España será visitante y estrenará su segunda equipación, camiseta azul y pantalón blanco. El equipo rojo será esta vez Marruecos, convertido de repente en un rival de cuidado. «Seguro que ahora mismo son la selección más motivada», temió Luis Enrique. Los ‘leones del Atlas’ llegan sin complejos después de quedar primeros en un grupo en el que también estaban Croacia y Bélgica. Lo hacen, además, con un apoyo masivo tras convertirs­e en el último equipo africano y árabe del torneo. En ese sentido, habrá goleada en la grada, donde se espera una invasión marroquí frente a los

4.500 españoles que acudirán al partido. «Esta es nuestra cuarta final», decía ayer Walid Regragui, selecciona­dor marroquí, consciente de estar ante una ocasión histórica. Nunca han alcanzado los cuartos. «No tenemos nada que perder. Vamos a saltar al césped con mentalidad de ganadores. Quizá fracasemos, pero lucharemos. Queremos allanar el camino para otras seleccione­s árabes y africanas en el futuro. Con la ayuda de Dios, lo demás vendrá».

Regragui, que jugó en el Racing, es un sincero admirador del juego de la selección. «Aunque jugaran con otra camiseta sabría que son ellos», expresó. Y de igual manera tiene claro por dónde pasan sus opciones de victoria. «Ellos tendrán el balón, es algo que nadie duda. Pero hay que ver si la posesión tiene algo que ver con el resultado. Ya hemos visto el rendimient­o que han sacado seleccione­s como Japón o Arabia Saudí. Unos tienen el balón, pero no saben qué hacer con él».

Ha querido el cuadro mundialist­a que España se pueda encontrar con todos sus vecinos antes de una hipotética final. El eje Marruecos-Portugal-Francia es un camino factible hasta llegar al 18 de diciembre. Pero mejor ir paso a paso y esperar a cuál de sus dos caras recurre hoy la selección.

 ?? ??
 ?? // AFP ?? Los jugadores de la selección, en el entrenamie­nto previo al partido
// AFP Los jugadores de la selección, en el entrenamie­nto previo al partido

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain